sábado, 1 de abril de 2017

EN, PERO NO DE…



¿Cómo mantengo el equilibrio en mi vida diaria?
Uno de los desafíos más grandes de la vida cristiana es nuestra relación con el mundo que nos rodea; sobre todo en situaciones en que compañeros o amigos se comportan de manera ajena a las normas cristianas. Al relacionarnos con los demás, podemos errar de dos maneras:
Una es aislarnos. Pero, ¿qué pasa si con nuestro aislamiento estamos robando a otras personas la influencia divina que pudiéramos tener en sus vidas? ¿Y si nosotros fuéramos la única “Biblia” que leen?
El otro error es amoldarnos y ser como todos los que nos rodean. La Biblia nos instruye a mantenernos al margen en temas no negociables y a la vez a ser flexibles y accesibles en formas que podamos ser parte en las vidas de los demás (ver Malaquías 3:18, 1 Corintios 9:19–22).
Jesús nos mostró un enfoque equilibrado. Ni se aislaba ni se dejaba amoldar. Se relacionaba con la gente ahí dónde estaba, pero sin hacer concesiones.
Billy Graham dijo que deberíamos ser como la corriente del Golfo cuando fluye por las frías aguas del Atlántico: “La corriente del Golfo está en el océano, pero no es parte del mismo. Los creyentes están en el mundo, pero no deben dejarse absorber por él.” Tenemos que retener nuestra identidad y propósito, pero también tener un efecto en el ambiente que nos rodea. Tenemos que estar en este mundo, pero no ser de este mundo.
Versículo Clave
"Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo. Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también al mundo"
Juan 17:16, 18

LA ALEGRIA DE UNA VIDA SENCILLA

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