¿Cómo
mantengo el equilibrio en mi vida diaria?
Uno de los desafíos más grandes de la
vida cristiana es nuestra relación con el mundo que nos rodea; sobre todo en
situaciones en que compañeros o amigos se comportan de manera ajena a las
normas cristianas. Al relacionarnos con los demás, podemos errar de dos
maneras:
Una es aislarnos. Pero, ¿qué
pasa si con nuestro aislamiento estamos robando a otras personas la influencia
divina que pudiéramos tener en sus vidas? ¿Y si nosotros fuéramos la única
“Biblia” que leen?
El otro error es amoldarnos y
ser como todos los que nos rodean. La Biblia nos instruye a mantenernos al
margen en temas no negociables y a la vez a ser flexibles y accesibles en
formas que podamos ser parte en las vidas de los demás (ver Malaquías 3:18, 1
Corintios 9:19–22).
Jesús nos mostró un enfoque
equilibrado. Ni se aislaba ni se dejaba amoldar. Se relacionaba con la gente
ahí dónde estaba, pero sin hacer concesiones.
Billy Graham dijo que deberíamos ser
como la corriente del Golfo cuando fluye por las frías aguas del Atlántico: “La
corriente del Golfo está en el océano, pero no es parte del mismo. Los
creyentes están en el mundo, pero no deben dejarse absorber por él.” Tenemos
que retener nuestra identidad y propósito, pero también tener un efecto en el
ambiente que nos rodea. Tenemos que estar en este mundo, pero no ser de
este mundo.
Versículo Clave
"Ellos
no son del mundo, como tampoco lo soy yo. Como tú me enviaste al mundo, yo los
envío también al mundo"
Juan
17:16, 18