sábado, 1 de abril de 2017

LOS PASOS SIGUIENTES



¿Qué hago ahora?
Hace poco escuché a una mujer anciana decir con tristeza: “Mi vida de oración no se acerca si siquiera a lo que me gustaría que fuera.” No se trataba de falsa humildad. Era el lamento de quien ansía conocer más y más a Jesús.
El Apóstol Pablo también era ya muy mayor cuando dijo, con una pasión similar: “Quiero conocer a Cristo.” Él nos recuerda al atleta que se esfuerza por llegar a la meta final y continúa diciendo: “Olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando a la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús“ (Filipenses 3:10, 13–14).
T. Austin-Sparks, reflexionando sobre la inmensidad de Cristo, dijo: “El efecto de la obra del Espíritu Santo sobre nosotros es el de llevarnos a la orilla de un inmenso océano que alcanza mucho más allá de lo que podemos llegar a divisar; y en cuanto a los sentimientos: ¡qué profundidad y plenitud, la de Cristo! Si llegamos a vivir tanto como el hombre que más haya vivido, todavía seguiremos en la orilla de esta vasta inmensidad que es Cristo” (Austin-Sparks, La escuela de Cristo).
Este estudio termina mañana. ¡Felicitaciones! ¡Usted lo ha seguido durante 30 días! Lo exhorto a que continúe creciendo, ya que tan solo ha arañado la superficie. ¡Hay mucho más! Y usted tiene la capacidad de recibir mucho más.
¡Conocer a Cristo es una búsqueda de toda una vida!
Versículo Clave
"¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Qué indescifrables sus juicios e impenetrables sus caminos!"
Romanos 11:33

LA ALEGRIA DE UNA VIDA SENCILLA

En una socie d ad ha m bri e nt a d e p os ee r co sa s, h oy y si e m p re – n o es fá c i l p ara e l crist i ano “est a r cont e...