Y con
gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y
abundante gracia era sobre todos ellos.
Hechos
4:33
Si quiere
tener una idea de lo que la gracia puede realmente hacer, mire lo que pasó con
los primeros cristianos en Hechos 4. Habían sido amenazados por los líderes
religiosos de Jerusalén y se les había ordenado no hablar ni enseñar más en el
Nombre de Jesús. Pero ellos se pusieron a orar, diciendo algo así: "Mira
Señor, hemos sido amenazados, pero no vamos a dejar de predicar ni a
escondernos debajo de alguna alfombra religiosa. Simplemente aumenta tu poder,
danos confianza y seguiremos adelante".
¿Sabe lo
que sucedió como resultado de esa oración? El versículo 33 dice: "La
gracia de Dios se derramaba abundantemente". Gracia abundante. Una gracia
tan poderosa que cuando aquellos creyentes la recibieron, todo el edificio
tembló. Una gracia tan abundante que capacitó a los apóstoles para hacer
"muchas señales y prodigios entre el pueblo" (Hechos 5:12).
Esa
experiencia debería ser suficiente para convencerle de que la gracia no es algo
abstracto del mundo espiritual. La gracia es verdadera, es poderosa, da el
poder sobrenatural para hacer que las cosas sucedan.
Ahora,
¿quiere saber algo realmente emocionante? La Biblia dice que esa misma gracia
está también disponible para cualquier persona que haya pecado y que esté
destituido de la Gloria de Dios. Gracias a Dios eso significa que usted y yo
reunimos los requisitos.
Si el
diablo ha estado amenazándole, siga el ejemplo de esos primeros cristianos.
Póngase a orar y diga: "Señor, me tiene sin cuidado lo que el diablo y sus
huestes digan; no voy a claudicar. Voy a seguir hablando y viviendo por fe, y
lo voy a hacer confiadamente. Por lo tanto, aumenta el poder".
Le
garantizo que si es sincero al respecto, Dios lo hará; y usted comenzará a
descubrir lo que es realmente la gracia.
Adorar es
esfuerzo y el dar lo mejor de mí
Mateo
2:1-2
Cuando
Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a
Jerusalén unos magos,
diciendo:
¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto
en el oriente, y venimos a adorarle.
Mateo
2:11-12
Y al
entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo
adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y
mirra.
Pero
siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron
a su tierra por otro camino.
Mateo
2:1-2, 11-12
Adorar al
Señor es un privilegio, pero cuesta, ¡y mucho! Esto podemos ver a simple vista
con la visita de los sabios del Oriente, que fueron con el objetivo de conocer
al Mesías, Jesús.
Para que
estos sabios pudieran adorar al Señor, tuvieron que viajar muy lejos; dejaron
sus casas, parientes, amigos, comodidades, etc. Todo con el propósito de adorar
al Señor, y, como si fuera poco, dieron regalos al Señor. Los sabios dieron de
lo mejor que tenían.
Al
comparar mi vida de adoración al Señor con estos sabios, me doy cuenta que aún
soy un miserable con mi Salvador. Siento que tengo que dar más. Sé que puedo
dar más y de lo mejor a mi Señor. Estoy evaluando mi vida de adoración al Señor
hoy.
Deberíamos
hacer eso hoy y siempre, evaluar nuestra condición con el Señor. ¿Estamos
esforzándonos como los sabios? ¿Le estamos dando lo mejor que tenemos, como lo
hicieron los sabios?
La mejor
adoración es cuando damos lo mejor.
Pensamiento
para el día: Hoy daré lo mejor al Señor.