¿Qué
trabajo quiere Dios que haga?
¿Piensa en Dios como un Dios que está
vivo, activo y comprometido? Es curioso que los “dioses” de casi todas las religiones
no cristianas son pasivos, abstractos o meras figuras históricas.
Jesús dijo: “Mi Padre aún hoy está
trabajando y yo también trabajo” (Juan 5:17). Dios no se limitó a crear el
universo con una explosión de energía divina para luego retirarse y dejarlo
funcionar por sí solo. Al contrario, Él está íntimamente involucrado en nuestra
vida, en cada situación y circunstancia.
Si no somos conscientes de que Dios
está obrando, nos arriesgamos a hacer, con nuestras propias fuerzas, lo que Él
quiere hacer a través nuestro. Los dos enfoques son muy distintos.
Unirnos a Dios en Su obra es un
privilegio extraordinario. Él dirige y, como colaborador suyo, usted le sigue.
Todos sus sentidos se ponen en alerta a Su actividad. Nada ocurre por
casualidad. Todo forma parte de un diseño más amplio. Por ejemplo:
- Usted nota la tristeza en el rostro de un vecino que acaba de perder a un ser querido y usted comparte el consuelo y la compasión de Dios con él.
- Usted pierde un vuelo y más tarde descubre que Dios tenía un propósito con ese retraso.
Piense en su situación actual; sea
estudiante, empezando su carrera laboral o por empezar una familia. ¿Está
cambiando de empleo o planeando su jubilación? Sea cuál sea su situación, no es
casual. Quite su enfoque de su agenda y fíjela en la de Dios, preguntándole:
“¿Dónde estás trabajando? ¿Cómo puedo unirme a Ti en Tu trabajo?”
Versículo Clave
Somos
"colaboradores de Dios…"
2
Corintios 6:1