domingo, 5 de marzo de 2017

AMAR A LOS DEMÁS

¿Es realmente posible amar a los demás?
El segundo gran mandamiento de Dios es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” (El primero es: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente.”) (Mateo 22:37-39).
Pienso que amar a los demás puede ser una tarea difícil, especialmente cuando “los demás” me han tratado mal; por ejemplo, aquellos a quienes les he prestado dinero y ni lo han devuelto ni hecho el intento si quiera. Puede ser que usted esté enfrentando una situación aún más difícil; como un cónyuge infiel o un padre maltratador. Puede parecer imposible amar a este tipo de personas.
Hay dos claves para conseguirlo.
Primero, amar a los demás es un requisito, no una opción. Quizá no nos sintamos inclinados a amar a quien le ha ofendido profundamente, pero Dios nos exige que decidamos perdonar y amar a esa persona a pesar de su ofensa. En mi experiencia, los sentimientos vendrán después, pero el punto de partida es siempre tomar una decisión: perdonar y amar.
Segundo, solo somos verdaderamente capaces de amar al prójimo basado en el amor de Dios hacia y a través de nosotros. Imagine Su amor como un río inagotable y que el agua fluye sin cesar a través nuestro hacia los demás. Él es la fuente. Nosotros somos los conductos. Las personas que encontramos son los recipientes y es muy posible que experimenten un tipo de amor que jamás habían conocido.
“Amar al prójimo como a uno mismo” es un privilegio y una responsabilidad que procede directamente del corazón de Dios.

Versículo Clave
"…que se amen más y más unos a otros…"
1 Tesalonicenses 3:12

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