miércoles, 8 de marzo de 2017

AMARSE A UNO MISMO



¿Cómo me amo a mí mismo?
He aquí la “sorpresa” de la lección de ayer: el punto de referencia para amar al prójimo es…¡prepárese! ¡Amarse a uno mismo! “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Pero no es fácil.
Algunos confunden el amarse a sí mismo con un atracón de chocolate o un reloj de diseñador que no pueden pagar ¡solo para sentirse bien! Todos sabemos lo fugaces que son las recompensas a la autocomplacencia.
A algunas personas les cuesta amarse a sí mismas por un intenso complejo de inferioridad: “¡Jamás voy a poder ser como ella!” “¡Nunca doy la talla!” Se comparan a otras personas, lo cual es una práctica “poco sabia” según el apóstol Pablo (ver 2 Corintios 10:12).
También hay otros que se menosprecian a sí mismos por los graves errores cometidos o por pecados que los han mantenido cautivos. Todavía no han descubierto el remedio de Dios: Su gracia nos libera de las cargas del pasado cuando pedimos y recibimos Su perdón.
La clave para amarse a usted mismo es verse como Jesús lo ve. Para Él usted tiene un valor infinito, es precioso a Sus ojos, es el objeto de Su gran amor, lleno de Su Espíritu, parte de Su cuerpo de creyentes y con la misión de cumplir con el propósito único que Él tiene para usted. Tome un momento para reflexionar en la increíble creación que es en Cristo.
Como alguien a quien Dios ama inmensamente —libres de una pobre autoimagen y de las cargas del pasado—podemos amarnos a nosotros mismos y luego “amar al prójimo como a nosotros mismos.”
Versículo Clave
"Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!"
Salmo 139:13, 14

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