martes, 31 de agosto de 2010

INTERCESIÓN

LA IMPORTANCIA DE UN CORAZÓN LIMPIO.
Por aquí debemos comenzar si realmente queremos ser usados por el Señor como intercesores efectivos. La palabra de Dios nos enseña que nuestro corazón es malo y engañoso (Jer. 17:9). Eso quiere decir que en él hay muchas perversidades. Y aunque no nos agrade esto es lo primero que debemos reconocer.
Debemos entonces ser sinceros y como el salmista orar al Señor y decirle: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio…” (Sal. 51:10). Como lo expresa Rees Howells: “Antes de que El (JESÚS) pueda guiar a una vasija escogida a una vida de intercesión, primero debe tratar a fondo con todo aquello que sea natural.”
El Señor trabajará con nosotros hasta que estemos dispuestos a entregarle totalmente todas aquellas cosas que no permiten su completo control sobre nuestra vida. El escritor citado anteriormente, resume así su experiencia, cuando Dios le pidió su entrega total, para así poderle dar la totalidad del Espíritu Santo. “(Aquello) con lo que Él estaba tratando no era pecado; era el yo, producto de la caída. Él puso su dedo sobre cada aspecto de la vida de mi yo y tuve que decidir a sangre fría, (porque) Él nunca podría quitarme algo sin que le diera mi consentimiento. Entonces en el momento en que se lo di, comenzó una especie de limpieza.” Al final de la semana, Rees Howells experimentó una gloriosa plenitud del Espíritu Santo. El Señor extrajo raíces amargas y a la misma vez le dio un corazón limpio. Debemos tener cuidado de no tomar con liviandad la plenitud del Espíritu Santo.
El otro aspecto que debemos tener en cuenta al pedirle a Dios un corazón limpio, ES PERMITIRLE QUE TRATE CON NOSOTROS AQUELLO QUE HAY DENTRO DE NOSOTROS QUE NECESITA SER CAMBIADO. ¿Y sabe usted algo? Aquí nos encontraremos con un monstruo que se encuentra dentro de nosotros, y cuyo nombre es ORGULLO. Nadie está exento de esta enfermedad del carácter, ya que es una herencia adámica. Los relatos de hombres y mujeres de Dios en la biblia nos demuestran esto. El joven José que alardeaba con su manto de colores como señal de ser el preferido de su padre. El rey David. Moisés como príncipe de Egipto y cuantos otros. Debieron ser quebrantados en su orgullo para poder ser útiles en las manos de Dios.
Reflexionemos ante la siguiente verdad, que puede resultar dolorosa “para jóvenes intercesores llenos de celo, y es lo siguiente: Dios no está apresurado. Él se toma el tiempo necesario para edificar en nosotros su carácter. Limpiará nuestros malvados corazones, paciente y metódicamente, para permitirnos orar y que sus propósitos se cumplan en los asuntos humanos. La mayoría de nosotros desea que todo suceda inmediatamente, pero a Dios le agrada preparar el camino. EL QUIERE QUE SUS SACRIFICIOS VIVOS TENGAN CORAZONES TIERNOS. El problema de los sacrificios vivos es que quieren bajar del altar de un salto. Se quedan sentados allí durante un rato y comienzan a olfatear; en un rato más se dan cuenta de que a veces produce dolor al ser conformados a la imagen de Jesús. Este es el punto donde muchos deciden que el precio a pagar para servir a Cristo en oración es demasiado elevado.”

LA ALEGRIA DE UNA VIDA SENCILLA

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