lunes, 17 de mayo de 2010

Los jinetes del Apocalipsis

EL TERCER TERROR ESTA REPRESENTADO POR UN CABALLO NEGRO QUE SIGNIFICA EL HAMBRE. Ap. 6: 5,6.

La balanza significa que escasearían los alimentos y se venderían por peso. Se trata de una gran hambre, pero no al punto de llevar a la muerte. Hay trigo pero tiene un precio casi inalcanzable. A su vez el vino y el aceite no son alcanzados por la escasez. ¿Por qué esto?, la vid y los olivos son plantas con raíces mucho más profundas que el trigo y pueden resistir cualquier sequía. Mientras que el cereal no. Así el pueblo aunque posea lo que normalmente es un lujo, el vino y el aceite, al faltar el trigo pasa hambre. Una medida era "un choinix", el equivalente aproximado de un decímetro cúbico o un litro. En varias referencias bíblicas se establece esta "medida", como la ración diaria normal de un hombre. El DENARIO, equivale a 10 CENTAVOS de dólar. Y era la paga que recibía por una jornada completa de trabajo. En tiempos normales podía comprar entre ocho y dieciséis medidas de trigo, y casi el doble de cebada porque era mucho más barata. Era el alimento de los más pobres. Así, la visión de Juan está previendo un día cuando todo lo que un obrero gana en un día de trabajo le alcanzará solo para asegurar su mínima subsistencia, sin que le quede para satisfacer sus otras necesidades, ni le alcance para alimentar a sus hijos y esposa en el caso de ser un hombre con familia. En vez de trigo tal vez pueda alimentar a los suyos sustituyéndolo por cebada. Tal es la situación que describe Juan de precaria subsistencia que llega a ser un estado de semi-inanición. Sin duda que también Juan relaciona todo esto en referencia a las terribles hambrunas que habían sucedido en la época de Nerón. Que por supuesto habían afectado siempre a los pobres y nunca a los ricos. Lo triste es que tenemos aquí la imagen de una gran hambre en la cual sin embargo, el lujo de los poderosos sigue siendo posible. "Siempre hay algo que funciona muy mal cuando algunos pueden tener mucho y otros tienen muy poco, cuando algunos viven rodeados de lujos y otros pasan miseria. La sociedad donde tales injusticias se permiten está en franca decadencia, corre de manera acelerada hacia su ruina final." Ante esta perspectiva dolorosa para nuestro futuro, que también es el aquí y ahora, con cuanto temor, debemos entonces, clamar a Dios que nos dé un corazón como el de Cristo. Qué nos comprometa a nosotros también hacia nuestros hermanos y hacia nuestro prójimo.

EL CUARTO TERROR ESTA REPRESENTADO POR EL CABALLO AMARILLO DE LA PESTE Y DE LA MUERTE. Ap. 6:7-8.

Como el hambre, era también la peste, compañera inseparable de las guerras en los tiempos antiguos. A causa del descuido al no enterrar los cadáveres y de la suciedad que quedaba en los campos de batalla y en las ciudades. La imagen por cierto, es más que sombría. El caballo según nuestra primera traducción es amarillo. Pero en griego dice "chloros", que significa LIVIDO, el color en el rostro de la persona que ha recibido una impresión aterrorizante. A la vez que el color claro verdoso del jinete es el color del cadáver en putrefacción. Por otra parte aparece otra complicación en el uso da la palabra muerte - "thánatos"- en un doble sentido. La palabra SIGNIFICA tanto MUERTE como PESTE. En el vr. 10, debe traducirse por "muerte" y en el vr.11, por "peste." PESTES Y MUERTE DEVASTABAN EL MUNDO DE LA EPOCA DE JUAN.

Aquí también Juan utiliza el Antiguo Testamento para extraer sus figuras. Por ejemplo, en Ezeq.14:21, partiendo de la referencia "a los cuatro juicios terribles" por parte de Dios, la espada, el hambre, la invasión de bestias dañinas y la peste. En Levítico también se describen los castigos que Dios enviará sobre su pueblo a causa de sus desobediencias. (Lev. 26:21-26).

El Hades-Seol aparece aquí representado como un individuo siniestro que seguía a la peste y a los otros tres terrores para tragar las victimas que estos dejaban. Ver 20:14. En el mundo espiritual la muerte y el Hades están personificados. Tal vez como príncipes de jerarquía satánica. Así como la vida es propia del Ser de Dios. La muerte es propia del ser de satanás. (S. Juan 10:10). Parece ser, entonces, que tanto la muerte como el Hades son espíritus de rango superior, por lo que también son arrojados al mismo lugar que el diablo, (Ap. 20:10).

Quizás esto explique, porque muchas personas moribundas, que no conocen a Jesucristo como Salvador, claman desesperadamente, porque pueden ver en el mundo espiritual, en sus últimos momentos de vida, y aterrorizados observan que una persona siniestra, en medio de sus irreproducibles gestos y gritos de horror viene a buscarlos. Caso contrario, el de aquellos que mueren "en Cristo", que viendo también el mundo espiritual, cierran sus ojos con una sonrisa, pues si no ven ángeles, es El Señor mismo quien les guía a su patria celestial. También lo expresan así en sus últimas palabras y sus rostros llenos de paz.

 Esta es la paz y la seguridad que tenemos aquellos a quienes el Príncipe de la vida, nuestro Señor Jesucristo, nos ha salvado, porque Él dijo: "EL QUE CREE EN MI, AUNQUE ESTE MUERTO VIVIRA". (Juan 11:25b).

QUINTO SELLO: LAS ALMAS DE LOS MARTIRES. (Ap. 6:9-11).

Al abrir este sello, Juan tiene la visión de los mártires, que han muerto por su fe. El imperio romano siempre tuvo una actitud de cruel persecución hacia la iglesia. Se registran por lo menos diez grandes persecuciones en los primeros 300 años. Tal como Jesús había enseñado sobre el sufrimiento y el martirio que sus seguidores deberían soportar. Ver Mt. 24:9,10; Mr. 13:9-13; Lc. 21:12,18; Juan 16:2. Tal era el precio que un discípulo verdadero debía estar dispuesto a pagar. Su propia vida en sacrificio. "… muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían". Siempre la palabra de Dios y el testimonio van juntos en la vida un verdadero discípulo. El testimonio significa en un sentido morir cada día a nosotros mismos para que la presencia de Dios se manifieste. Una vida de santidad es el sacrificio agradable a Dios. (Rom.12:1). Tal era el estilo de vida que caracterizaba a esta gente que se cree, son los mártires que vivieron en el reinado del anticristo en el tiempo del fin.

Nos acercamos ahora a otra figura importante en este relato. El altar en el cielo. Lo encontramos en otras ocasiones en el libro. Tal como el tabernáculo o el templo en el A.T., que por otra parte se nos enseña que son figuras de la realidad espiritual. El hecho de que las almas están debajo del altar, significa que la sangre -vida de los mártires ha sido derramada como sacrificio a Dios. Pablo expresa esta idea cuando dice que él se gozará si llega a ser ofrecido como en sacrificio, (Fil.2:17), y también dice que está listo "para ser ofrecido" (2a.Tim.4:6). "Cuando Ignacio de Antioquia se dirigía a Roma para ser cremado vivo, su oración fue pedir a Dios que lo encontrara un sacrificio digno."

Por último, aquí tenemos la pregunta angustiarte de los justos que sufren: "¿hasta cuándo?" Que también fue el lamento y la pregunta del salmista: "¿Hasta cuándo se permitirá a los paganos afligir y oprimir a los justos de Dios? ¿Hasta cuándo se permitirá que los paganos torturen a los creyentes preguntándoles donde está Dios y que está haciendo?" (Ver sal.79:5-10). Lo cierto es que aquí cuando los creyentes se hacen estas preguntas, están confundidos, por la aparente inactividad de Dios, situación que cada cristiano experimenta en los momentos difíciles. Pero en ningún momento dudaban carácter de Dios y del cumplimiento de su palabra.

SEXTO SELLO: EL SACUDIMIENTO UNIVERSAL (Ap. 6:12-14).

 Todas estas imágenes eran familiares para los lectores judíos. Ellos pensaban en el fin de la historia como un momento en que el universo entero seria sacudido y se produciría sobre la tierra una ola cósmica de destrucción y cataclismos. Por ello el relato descriptivo contiene elementos como el terremoto, según Amos 8:8, al venir el Señor la tierra temblará; Israel será sacudido, (Ezq.38:19). La tierra se sacudirá y la tierra temblará (Joel 2:10). Dios sacudirá los cielos, la tierra seca y el mar, (Hag.2:6). También se refiere Juan al oscurecimiento del sol y la luna, (Amós 8:8; Is.13:13; 50:3; Ezq.32:7; Joel 2:31). Jesús también enseñó que el sol se oscurecería y la luna no daría luz, en Mt. 24:29; Mr. 13:24; Lc.23:45. La historia nos confirma que según veían los videntes en sus visiones en el tiempo final, la tierra seria cubierta por una espeluznante tiniebla. Juan añade la caída de las estrellas. Esto es llamativo. Para el judío esta era una idea particularmente terrible. ¿Por qué? La visión del universo ordenado en una perfecta armonía era la garantía de Dios y de su inconmovible fidelidad. Si esto desaparecía, no quedaba nada, solo se podía esperar el caos total. Is. 34:4 para terror de los judíos, dice que en el tiempo final las huestes celestiales serán disueltas y las estrellas caerán del cielo como las hojas caen de la vid, o el higo de la higuera.

Y también en el Nuevo Testamento, en Mt. 24:29, las estrellas caerán de los cielos y los poderes de los cielos serán conmovidos. Le sigue la descripción del enrollamiento del cielo como un pergamino. Una visión por demás impactante. Nos lleva a Is: 13:3, el profeta relata que Dios sacudirá los cielos y que se enrollaran como un rollo de papiro, (Is.34:4). Se cambiaran como se cambia un vestido y serán doblados (sal.102:25,26). Concluyendo con los movimientos de las montañas y de las islas en el mar.

Las montañas temblaran y las colinas cambiaran de lugar (Jer. 4:24; Neh.1:5). Todo esto ya lo encontramos en relatos similares en el A.T. y en las palabras de Jesús acerca del tiempo del fin en los evangelios. Lo importante no son las distintas figuras que utilizan los diferentes autores, sino, el GRAN TERROR QUE SE APODERARA DE LA TIERRA cuando Dios la visite con su juicio.

Sin embargo es importante notar, que no es el juicio final lo que se está describiendo. Se trata más bien de una de las tantas intervenciones de la justicia divina en la historia de la humanidad. Juan nos presenta a hombres de toda clase y condición - el número 7, indica totalidad – reyes, magnates, tribunos, ricos y poderosos, hasta los siervos y libres, huyendo de los cataclismos para esconderse en las cuevas, (vr.15).

Este terror universal que nos describe el vr.7, nos muestra claramente que nadie queda exceptuado del juicio de Dios. Por más encumbrada que sea la posición de un hombre, por más tremendo que sea su poder, deberá final-mente comparecer ante el juez. Por más rico que sea un hombre, por más fuerte, estará sujeto al juicio de Dios. Aunque algunos lo niegan y se crean libres todos están bajo el control y la dirección de Dios. Aún un esclavo que se sienta insignificante y piense que no será tenido en cuenta en el día del juicio.

De una manera inevitable toda la sociedad humana desde los más elevados hasta los más humildes están sometidos al juicio y al temor de Dios. Por otra parte, en su visión del día del Señor, Juan ve un espectáculo aterrorizante de gente que fuera de todo control, a causa del miedo, busca donde ocultarse. Como en el edén, el primer instinto del pecado es ocultarse. Eso fue lo que hicieron nuestros primeros padres (Gn.3:8).

Un escritor dice: "el mayor temor de los pecadores no es la muerte sino la manifestación plena de la presencia de Dios." El pecado "Convierte al hombre en un fugitivo de Dios; y lo más maravilloso de la obra de Jesucristo es que coloca al hombre en una relación con Dios en la cual el pecador ya no necesita huir a esconderse, porque sabe que puede arrojarse a los brazos del amor y la misericordia de Dios."

Por último, un detalle muy importante, en los versos 16 y 17 se nos describe a la humanidad huyendo de la "ira del Cordero." Y es por cierto una paradoja, porque no resulta fácil relacionar al manso cordero de Is. 53, sumiso y humilde, con la contradictoria figura del cordero lleno de ira contra sus enemigos. Claro que aquí hay una gran diferencia, aquí aprendemos "el hecho extraordinario de que la ira de Dios es la ira del amor." La ira de Dios no es y no debemos confundirla, con la ira destructiva del odio que nace en el mismo infierno. LA IRA DE DIOS, ES "LA IRA DEL AMOR, QUE AUN EN SU ENOJO ACTUA PARA SALVAR, PARA REMEDIAR Y PARA REDIMIR A LOS QUE AMA."

LA ALEGRIA DE UNA VIDA SENCILLA

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