domingo, 23 de mayo de 2010

LO QUE EL PREDICADOR CRISTIANO NO DEBE DESCUIDAR.

a) SU TIEMPO.

Debemos notar que lo que diremos es aplicable a cualquier cristiano que quiere servir al Señor.

Efesios 5:16, nos advierte…"aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos." De la atención que se ponga a este consejo dependerá el carácter y la vocación de una persona, como también por COMO Y CON QUIEN pasa su tiempo. Por eso esto es mucho más importante para los jóvenes aquí presentes. Con dolor observamos que vidas jóvenes son inutilizadas a causa de las malas compañías. No supieron apartarse para capitalizar su tiempo en tareas más provechosas que perder el tiempo en las esquinas, bebiendo licor y conversando superficialidades. Todo comienza con el mal uso del tiempo. Lo que a veces creemos que es libertad o pasar un buen tiempo con los amigos, no pasa de ser un mero libertinaje que nos conduce a las puertas de un infierno personal.

"Son los hábitos formados en la juventud las que fortalecen o echan a perder una vida. Las horas de ocio constituyen una magnífica oportunidad o un sutil peligro. "

Cada momento de vida es un don de Dios y deberíamos aprender a administrarlo.

Se cuenta del gran artista, Miguel Ángel, cuando en ocasión de haber aceptado un trabajo, alguien le dijo: "Esto te puede costar la vida", le respondió: "¿Para qué más es la vida?".

De nosotros depende la productividad de cada día, cada hora y los momentos de nuestras vidas.

El filósofo William James afirmó que "la más grande utilidad de nuestra vida es emplearla en algo que dure más que ella, porque el mérito y la importancia de la vida de uno es evaluada NO por su duración sino por su contribución. NO ES CUANTO VIVIMOS,SINO CUAN BIEN Y PLENAMENTE LO HACEMOS."

Sin embargo, debemos reconocer que a pesar de la importancia y valor del tiempo muchas veces lo malgastamos irresponsablemente.

"Enséñanos de tal modo A CONTAR NUESTROS DÍAS, que traigamos al corazón sabiduría." (Sal.90:12).

Así estimaba Moisés la importancia del tiempo, así deberíamos orar nosotros.

La mayoría de las veces la frase "no tengo tiempo" es la excusa de una persona mezquina e ineficiente.

 

 

 

J.E. Joivet dijo: "La repetimos tan a menudo que al final nos persuadimos a nosotros mismos a creerlo. No existe el hombre tan sumamente ocupado que no tenga tiempo. Tan ajustada y sistemática es la regulación de su tiempo que siempre que les haces un pedido, parecen encontrar unos momentos para ofrecer un servicio desinteresado. Confieso como ministro, que los hombres de quienes busco con mayor esperanza un servicio adicional, son los hombres más ocupados. "

Aquí vemos que nuestro problema no es que necesitemos más tiempo. Debemos aprender a hacer mejor uso del tiempo que tenemos.

Todos tenemos las mismas 24 horas cada día - el Presidente de la Nación y el mendigo de la calle. Otros pueden tener más dinero, o más habilidades PERO NO TIENEN MAS TIEMPO QUE NOSOTROS.

Cuando San Pablo insta a los cristianos a "redimir el tiempo" les quiere decir que debemos aprender a administrarlo según las prioridades que son de verdadero valor – actividades productivas o improductivas, dignas o indignas. Y eso dependerá de nuestra sabiduría.

"El tiempo puede ser perdido, pero nunca puede ser recuperado. No puede guardarse; debe ser empleado. Ni puede ser postergado. Si no es usado con productividad, es irreparablemente perdido, como estas líneas que fueron grabadas en un antiguo reloj de sol y que dicen:

"La sombra de mi manecilla

Divide el futuro del pasado:

Antes de ella está la hora por nacer

En la oscuridad más allá de tu poder.

Detrás de la manecilla está lo que nunca volverá

La desaparecida hora que ya no es tuya;

Una única hora en tus manos,

El ahora sobre la cual la sombra está."

Si tal es el valor eterno del tiempo el predicador debe ser cuidadoso en su selección de oportunidades; a veces, como los apóstoles, deberá delegar lo secundario diciendo: "No es justo que nosotros dejemos la Palabra de Dios servir a las mesas." (Hecho. 6:12).

 

No puede malgastar su tiempo en lo que es de importancia secundaria mientras que las cosas más importantes están reclamando su atención. Y ustedes ya saben cuales son esas tareas, las hemos venido describiendo.

No es cuestión que nos hagamos "los profesionales" - eso sería nuestra perdición. Es cuestión de prioridades.

El día debe ser cuidadosamente planificado; si queremos superarnos debemos aprender a seleccionar nuestros compromisos y trabajos y también a rechazarlos. ¿para qué?

Para que podamos concentrarnos en aquellas cosas que son de suprema importancia y que hacemos por orden de nuestro Maestro.

Les repito: del uso de nuestro tiempo depende el éxito de nuestro ministerio.

Por ejemplo, después de descansar 8 horas al día, tres horas por las comidas y el tiempo social, diez horas al día durante cinco días para el trabajo y el viaje, aún quedan 35 horas sin compromiso cada semana. ¿Qué hacemos con ellas? ¿En qué las invertimos? ¿Cómo utilizamos el fin de semana libre que mayormente son dos días o día y medio? De cómo se llevan emplean estas horas se verá si un cristiano lleva una vida ordinaria o extraordinaria.

Se dice que la "intrépida misionera María Slessor, que luego fue conocida como "la reina blanca de Okovong" fue la hija de un borracho. Empezó a trabajar en una fábrica en Dundee, Escocia a la edad de 11 años desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Sin embargo, este trabajo agotador no le impidió educarse a sí misma para su notable carrera."

Hoy me encuentro que muchos jóvenes excusan su mediocridad espiritual, aduciendo que no tienen tiempo y que lo ocupan "todo" con su trabajo y estudio. Y sin embargo quieren "figurar" en la Iglesia. Yo creo que a Dios le agradaría más ver la Iglesia cerrada que semejantes perezosos de la raza humana ministrando a su pueblo.

Predicar es trabajar, es sacrificio, es estudio y es oración. Es disciplina como ya veremos más adelante.

Un hombre de Dios como fue David Livingston, trabajaba en una fábrica de algodón en su pueblo de Escocia, desde las 6 de la mañana, hasta las 8 de la noche. Comenzó cuando tenía 10 años y seguramente lo habríamos disculpado si con voz lastimera y quejumbrosa nos hubiera dicho: "No tengo tiempo para estudiar"...pero él tenía pasta de hijo de Dios, no era cómodo ni perezoso. Anote bien, el utilizaba de tal forma sus horas "libres" que aprendió latín y podía leer obras complicadas con facilidad antes de los 17 años. Al llegar a los 27 años había luchado para estudiar un curso de medicina y un curso en teología.

Hay millares de ejemplos; nada justifica la mediocridad. Y si no, lee, lee los evangelios, la vida de nuestro amado Señor Jesús. Pasó por la vida con un paso medido, pero nunca demasiado apurado. A los que se llegaban a Él buscando ayuda, les hacía sentir de que en ese momento no tenía otra preocupación que ocuparse de ellos.

Su secreto se encontraba en la confianza que había desarrollado en la, comunión con el Padre. Sabía que trabajaba de acuerdo con el plan que e¡ Padre le había trazado para su vida y que contemplaba cada hora, aún los imprevistos que aparecían en su camino.

El mismo les dijo a los discípulos cuando se sintieron preocupados: "¿No tiene el día doce horas?"… queriendo darles a entender su confianza en EL PLAN DEL PADRE para realizar su trabajo.

El día sólo tenía doce horas, pero eran doce horas completas. ¿No era este conocimiento lo que le ayudaba a seleccionar y probar el poder del Señor? El usaba su tiempo para hacer lo que realmente importaba. No perdía tiempo en las cosas que no eran de vital importancia. El carácter moral se forma y se conserva en fortaleza aprendiendo a rechazar lo que no es importante.

Quiero terminar esta parte con algunas observaciones muy esenciales.

Es sumamente importante tener una estimación equilibrada del tiempo. Lo contrario nos hará trabajar bajo una tensión innecesaria.

No toda petición de ayuda es necesariamente una llamada de Dios. Tu responsabilidad se extiende a los asuntos que están a tu alcance. Una vez realizados, descansa en Su presencia y deja los resultados en Sus manos. El los cuidará mejor.

Un aspecto importante: La demora o el aplazar las cosas, es una de las armas más potentes que hoy utiliza Satanás.

El tomar una decisión y hacer que se lleve a cabo requerirá un esfuerzo moral. Si dejamos pasar el tiempo sucederá lo contrario. La decisión siempre será más difícil de tomar mañana y qué decir de la acción.

HAZLO AHORA, es un principio que ha llevado a cientos de hombres y mujeres al éxito mundial y es igualmente aplicable en el ámbito espiritual. Una cosa que puede ayudarnos es poner fechas topes para leer un libro, preparar un sermón, pasar un día con la familia etc.

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