¿Cómo
me mantengo centrado en lo que perdura y es más importante?
Cuando estamos estudiando para un
examen, cambiándole los pañales a un bebé o cerrando un trato de negocios, es
difícil darle mucha importancia a la eternidad. La mayor parte del tiempo
estamos pensando en lo siguiente que vamos a hacer. Pero las Escrituras nos
recuerdan que "Dios puso la eternidad en nuestros corazones
(Eclesiastés 3:11). Hay algo en nuestro interior que nos llama a comprender
lo que perdura y lo que es más importante.
La Biblia es nuestra guía fidedigna
para entender lo eterno; asegurándole al creyente en Jesucristo que la promesa
de vida eterna es tan cierta como la realidad de su propia vida. El apóstol
Pablo comprendió que estábamos diseñados para la eternidad: “En cambio,
nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el
Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo para que sea como su cuerpo
glorioso, mediante el poder con que somete a sí mismo todas la cosas”
(Filipenses 3:20–21).
¿Tiene esta perspectiva un efecto
sobre nuestra vida en la tierra? ¡Por supuesto que sí! La confianza en el
propósito final de Dios produce verdadera esperanza y nos da la fortaleza de
perseverar, sea cual sea la prueba. A comparación con la eternidad, nuestra
vida diaria no es más que un momento, un vapor.
Podemos decir, con el apóstol Pablo: “…porque
sé en quién he creído, y estoy seguro de que tiene poder para guardar hasta
aquel día lo que le he confiado” (2 Timoteo 1:12).
Versículo Clave
"Pues
los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria
eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento"
2
Corintios 4:17