viernes, 22 de octubre de 2010

Todos podemos estudiar la Biblia


 LA BIBLIA FUE ESCRITA PARA TODO EL MUNDO
Seguramente muchas veces te habrás preguntado ¿cómo hago para estudiar la biblia? o ¿Por dónde comienzo? preguntas nacidas de un profundo deseo de comprender más profundamente los caminos de Dios.
En primer lugar, déjame felicitarte si es ese deseo el que está ardiendo en tu corazón. Eso es una señal inequívoca de que has nacido de nuevo, pues solo el Espíritu Santo puede hacer nacer en el espíritu del hombre ese deseo. Por otra parte deseo animarte. Ya que si amas a Dios con todo tu corazón y deseas servirle, ten por cierto que lo lograrás. Pero, debe quedar claro, sólo si estás dispuesto a “estudiar la Biblia”.
El éxito o el fracaso en la vida cristiana dependen de cuanto del contenido de “la Biblia” logramos atesorar en la mente en general y de manera sistemática, como también del grado de obediencia a ella. Cierto es que podemos llegar al cielo sabiendo poco más que Juan 3:16 y Romanos 10:9 y 10, porque el maravilloso don de la salvación que nos ofrece Dios es tan libre y gratuito que todo lo que tenemos que hacer para obtenerlo es recibirlo con fe (Juan 1:12).
Pero si queremos ser cristianos felices y victoriosos tendremos que alimentarnos en forma regular con la palabra de Dios; y esto representa un esfuerzo. Cuanto más nos dediquemos, tanto más rápido y tanto mejor creceremos. Descubriremos que bien vale la pena el esfuerzo que demanda.
El Señor Jesús nos dio la fórmula para el éxito cuando dijo: “Si sabéis estas cosas, BIENAVENTURADOS SEREIS SI LAS HICIEREIS.” (Juan 13:17). Miren ustedes entonces la relación directa entre conocer la palabra de Dios y la felicidad. Todo ser humano busca la felicidad. Aquí tenemos la respuesta: La felicidad (Bienaventuranza) se encuentra, entonces, en conocer y en cumplir la voluntad de Dios tal como El la ha revelado en la Biblia.
El problema que tienen muchos cristianos es que no se han molestado en aprender los principios bíblicos, de modo que ni siquiera saben qué es lo que Dios espera de ellos. No es de sorprender entonces, que no disfruten de todas las bendiciones de la vida cristiana.
Lamentablemente, muchos cristianos tienen la idea errónea, de que no van a entender la Biblia. Piensan que fue escrita para teólogos o ministros, de manera que se limitan a escuchar conferencias y sermones por los “entendidos en la palabra” o a leer libros sobre la Biblia, pero dedican muy poco tiempo a conocerla y estudiarla personalmente. Lo que resulta lamentable en relación con esta actitud, es que la Biblia no fue escrita para teólogos. ¡Fue escrita precisamente para gente común!
Por ejemplo, el Señor dijo por medio del apóstol Juan: “Os escribo a vosotros, HIJITOS, porque vuestros pecados os han sido perdonados… (y)… porque habéis conocido al Padre.” (1Juan 2:12,13). Resulta evidente, por lo tanto que “los hijitos” o sea los cristianos recién convertidos, pueden entender la Biblia. ¡Esto quiere decir, que usted y yo, querido lector, podemos entender la Biblia! Claro está que tal vez no como lo hacen los eruditos, y habrá indudablemente cosas que no entenderá; pero descubrirá que es mucho más lo que si puede entender que lo que no puede entender.
Una vez que el hecho de que podemos estudiar la Biblia a solas comience a entusiasmarnos, nuestra vida cristiana adquirirá una dimensión enteramente nueva. Estos apuntes tienen como fin ayudar al lector a estudiar la Palabra de Dios y a experimentar ese mismo tipo de experiencia cristiana transformadora.

UNA ADVERTENCIA: el estudio que aquí se propone iniciar requiere esfuerzo. No se puede aprender sin estudiar. El estudio exige el esfuerzo más grande que se nos puede pedir: EL DE PENSAR; pero es la única forma en que se puede aprender. Si sigues el programa que se presenta en estos apuntes, comprobarás que realmente vale la pena, y adquirirás los principios esenciales de la Biblia. Estos no solamente enriquecerán tu propia vida espiritual, sino que te permitirán servir al Señor Jesucristo más eficazmente.
Se trata de dedicarle 15 minutos diarios a “la lectura” de la Palabra, otros 15 minutos de “estudio” y algunos momentos libres para el aprendizaje. Si persistes en tu esfuerzo con denuedo, al final de tres años habrás logrado lo siguiente:
1- Habrás leído toda la Biblia.
2- Habrás leído los libros claves varias veces.
3- Habrás atesorado los principios, promesas y mandamientos principales de la Biblia.
4- Habrás estudiado los capítulos más importantes.
5- Habrás aprendido varios versículos claves.
6- Habrás adquirido los principios esenciales de la Biblia.
7- Habrás desarrollado un hábito de estudio bíblico que te servirá para toda la vida y que te enriquecerá en todo sentido.
Vamos, por lo tanto, a LEER, ESTUDIAR, APRENDER Y PENSAR. Descubrirás que los resultados que arrojan dichos métodos harán que realmente valga la pena el tiempo que se invierte.
Levanto mi oración para que todo aquél que esté leyendo sea iluminado en su corazón con un sano deseo de conocer más al Padre y su maravillosa palabra. ¡Adelante con tu propósito! ¡Hasta la próxima entrega de Cómo Estudiar La Biblia!

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