viernes, 22 de octubre de 2010

Por qué yo?


¿Por qué yo Señor,
hallé el camino?
El camino que muchos no han seguido.
¿Por qué yo,
y no otro en lugar mío,
encontré pleno perdón y no castigo?
Presiento que allá… atrás,
antes del tiempo,
en el misterio de la eternidad pasada,
siendo impulsada por el real designio,
tu mano con su dedo me señala.
Tú me elegiste,
oh Dios!
No lo comprendo.
No comprendo porque si no soy nada,
antes aún de que los siglos fuesen,
Tu quisiste así salvar mi alma.
Pero yo polvo soy,
vapor que pasa.
Me humilla mi impotencia ante tus plantas.
Y al sentirme amparada por tu gracia…
Tu eres soberano  exclamo  ¡Basta!

LA ALEGRIA DE UNA VIDA SENCILLA

En una socie d ad ha m bri e nt a d e p os ee r co sa s, h oy y si e m p re – n o es fá c i l p ara e l crist i ano “est a r cont e...