¿Qué
debería hacer primero?
Al principio del camino, necesitamos
comprender la diferencia entre religión y relación. Probablemente usted ha
visto que la religión muchas veces puede ser severa, rígida y estar basada en
normas. En cambio, nuestra relación con Jesús debería ser muy distinta:
personal, abierta, cálida y liberadora.
Jesús quiere que nos acerquemos a Él
como lo hace un niño a su padre amoroso. Por ejemplo, a mi esposa Wendy y a mí
nos encantaba que uno de nuestros seis hijos adolescentes corriera hacia
nosotros con los brazos abiertos para darnos un abrazo y luego se quedara ahí
acurrucado, totalmente relajado y lleno de confianza.
¿Puedo pedirle que haga algo fuera de
lo común? Sea cual sea su edad, conviértase en un “niño pequeño” por un minuto.
Acérquese a Jesús como lo haría a un padre amoroso. Sin pedir nada. Sin
expectativas. No tiene que cepillarse los dientes ni peinarse primero. Sencillamente,
vaya y quédese ahí en Su presencia, experimentando Su amor por usted. ¿Por qué
no toma un momento y lo hace ahora mismo?
Deje que este acto infantil se
convierta en un hábito de vida. Esta confianza es la que nos permitirá
experimentar el poder transformador de la nueva vida. No caigamos en la trampa
del activismo, de “hacer cosas para Dios”. Más que nuestra ayuda, lo que Él
quiere es que confiemos en su cuidado. Eso le permite obrar a través nuestro.
Él obra desde adentro hacia afuera, no desde afuera hacia adentro.
Versículo Clave
“Vengan
a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso"
Mateo
11:28