martes, 31 de agosto de 2010

INTERCESIÓN

LA IMPORTANCIA DE UN CORAZÓN LIMPIO.
Por aquí debemos comenzar si realmente queremos ser usados por el Señor como intercesores efectivos. La palabra de Dios nos enseña que nuestro corazón es malo y engañoso (Jer. 17:9). Eso quiere decir que en él hay muchas perversidades. Y aunque no nos agrade esto es lo primero que debemos reconocer.
Debemos entonces ser sinceros y como el salmista orar al Señor y decirle: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio…” (Sal. 51:10). Como lo expresa Rees Howells: “Antes de que El (JESÚS) pueda guiar a una vasija escogida a una vida de intercesión, primero debe tratar a fondo con todo aquello que sea natural.”
El Señor trabajará con nosotros hasta que estemos dispuestos a entregarle totalmente todas aquellas cosas que no permiten su completo control sobre nuestra vida. El escritor citado anteriormente, resume así su experiencia, cuando Dios le pidió su entrega total, para así poderle dar la totalidad del Espíritu Santo. “(Aquello) con lo que Él estaba tratando no era pecado; era el yo, producto de la caída. Él puso su dedo sobre cada aspecto de la vida de mi yo y tuve que decidir a sangre fría, (porque) Él nunca podría quitarme algo sin que le diera mi consentimiento. Entonces en el momento en que se lo di, comenzó una especie de limpieza.” Al final de la semana, Rees Howells experimentó una gloriosa plenitud del Espíritu Santo. El Señor extrajo raíces amargas y a la misma vez le dio un corazón limpio. Debemos tener cuidado de no tomar con liviandad la plenitud del Espíritu Santo.
El otro aspecto que debemos tener en cuenta al pedirle a Dios un corazón limpio, ES PERMITIRLE QUE TRATE CON NOSOTROS AQUELLO QUE HAY DENTRO DE NOSOTROS QUE NECESITA SER CAMBIADO. ¿Y sabe usted algo? Aquí nos encontraremos con un monstruo que se encuentra dentro de nosotros, y cuyo nombre es ORGULLO. Nadie está exento de esta enfermedad del carácter, ya que es una herencia adámica. Los relatos de hombres y mujeres de Dios en la biblia nos demuestran esto. El joven José que alardeaba con su manto de colores como señal de ser el preferido de su padre. El rey David. Moisés como príncipe de Egipto y cuantos otros. Debieron ser quebrantados en su orgullo para poder ser útiles en las manos de Dios.
Reflexionemos ante la siguiente verdad, que puede resultar dolorosa “para jóvenes intercesores llenos de celo, y es lo siguiente: Dios no está apresurado. Él se toma el tiempo necesario para edificar en nosotros su carácter. Limpiará nuestros malvados corazones, paciente y metódicamente, para permitirnos orar y que sus propósitos se cumplan en los asuntos humanos. La mayoría de nosotros desea que todo suceda inmediatamente, pero a Dios le agrada preparar el camino. EL QUIERE QUE SUS SACRIFICIOS VIVOS TENGAN CORAZONES TIERNOS. El problema de los sacrificios vivos es que quieren bajar del altar de un salto. Se quedan sentados allí durante un rato y comienzan a olfatear; en un rato más se dan cuenta de que a veces produce dolor al ser conformados a la imagen de Jesús. Este es el punto donde muchos deciden que el precio a pagar para servir a Cristo en oración es demasiado elevado.”

EL PENTECOSTALISMO COMO FACTOR DE CAMBIO SOCIOECONÓMICO

JUAN JOSÉ CHURRUARIN
Al principio de siglo llegaban a la Argentina los primeros predicadores pentecostales. Hombres sencillos que no contaban con estrategias o planificaciones para su ministerio, pero que tenían un mensaje liberador y generador de vida. A mi entender por experiencia y observación éste ha venido a ser un factor de cambio para miles y miles de familias, no sólo en “hacer nueva la criatura” sino en “hacer nuevas todas las cosas también” (2 Co.5:17).
La característica predominante del trabajo pentecostal es su penetración fecunda y vigorosa en las clases sociales menos favorecidas y aunque no se limita a ellas, ya que su alcance abarca a todos los segmentos sociales, es en ellas donde se produce su mayor impacto.
Lo que aquí deseamos mencionar tiene que ver con la esperanza de vida que su mensaje propone, no sólo en “el más allá” sino también en “el más acá” ya que, en algún momento de su historia reciente, se ha dicho que el mensaje pentecostal no contenía propuestas concretas para los asuntos temporales.
Es justo reconocer que gran parte de la Iglesia, por muchos años, ha estado afectada por un reduccionismo bíblico teológico que ponía su mayor énfasis “en la eternidad” pero, no reconocer el aporte que se produce como consecuencia de su mensaje y de su praxis pastoral, es no justipreciar debidamente sus resultados.
1. SALVA TU ALMA
En cualquier cruce de caminos de nuestra patria podíamos encontrar una cruz con una leyenda que decía “Salva tu alma”. Era la Iglesia Católica Romana que recordaba a la gente que había algo para salvar. También la Iglesia Evangélica hacía la misma invitación por medio de la predicación claro está desde nuestra perspectiva.
¿A qué se debía esa proclamación parcializada y parcializan te del Evangelio?
Tenía que ver con el condicionamiento teológico cultural, que con la mejor intención y de esto no hay dudas nos impusieron los predicadores a los cuales nos hemos referido.
Tomamos como ejemplo la dicotomía de “lo secular y lo sagrado”, “lo espiritual y lo terrenal”, “lo de Dios y lo del mundo”; ¿qué se entendía por ejemplo cuando se hablaba de “mundo”?. No estaba claro el concepto y recortaba el accionar de la iglesia, como si Dios no tuviera planes más allá de salvar almas. Apuntamos también y por la misma razón un enfoque no claro e incompleto de lo que es El Reino de Dios en esa visión misionera. Pero el cambio venía y las fronteras del mensaje se dilataron a la luz y comprensión de un evangelio integral para el hombre total. Luz y sal para todas las áreas del ser y quehacer humano.
2. UNA SEMILLA SEMBRADA EN ESPERANZA
Toda la América Latina, de la cual Argentina no es la excepción, padece de un mal endémico. Desde que llegaron los primeros colonizadores y pasando por toda su historia hasta el actual colonialismo económico, la violencia, la explotación, la injusticia, la impunidad y la miseria han sido una constante.
Los procesos socio políticos económicos van generando una cada vez mayor cantidad de gente sin oportunidades para la vida. No hay esperanzas humanas y es en esa desesperanza que germina y fructifica la semilla del mensaje pentecostal. Aun en los días de su acortamiento, esta predicación era esperanza contra esperanza.
Veamos por ejemplo, el crecimiento numérico de iglesias y en las iglesias. Se produce después del vacío que queda por causa de la represión militar y la guerra de Malvinas. Eso puso en descrédito a gobernantes, militares y políticos; tampoco fueron la excepción clérigos y sindicalistas.
Todos los mitos cayeron dejando al descubierto un país quebrado, humillado y saqueado.
Se nos dice que un sólo predicador de este mensaje (1) afectó a dos millones y medio de personas en esos días y en adelante.
3. EL FRUTO DE LO NUEVO
Si bien es cierto que el entorno afecta al individuo, también es cierto que el individuo incide sobre su entorno. Cada convertido es ahora una nueva criatura. Las cosas viejas pasaron, vicios, juegos de azar, desorden moral; cosas en las cuales la persona gastaba una buena parte de sus ingresos monetarios ahora son invertidos en el mejoramiento de su calidad de vida. Es por eso que empiezan a prosperar saludablemente, por causa de la bendición de Dios (Pr. 10,22). Las cosas son hechas nuevas. Con una visión diferente para la vida y con la fuerza de la fe, se emprenden proyectos de vida que en la segunda y tercera generación muestran signos de transformación prometedores.
4. CONCLUIMOS
En su ensanchamiento ministerial no pocas congregaciones están levantando y atendiendo escuelas primarias y secundarias, guarderías, jardines para niños de la calle, centros asistenciales de salud, atención a la vejez y madres solteras, centro de capacitación laboral, bolsas de trabajo, cooperativas, pequeños y medianos emprendimientos comunitarios y tantos otros semejantes a éstos. Su presencia en Defensa Civil: bomberos voluntarios, sociedades de fomento, cooperadoras, fuerzas del orden y militares. A otros niveles su presencia en círculos intelectuales de las más diversas disciplinas del saber humano y los de vanguardia en la política y en lugares de gobierno. Nos queda orar y actuar para orientar a aquellos que alcancen lugares en las estructuras del poder, a los que asciendan a posiciones mejores para que no se enquisten en la élite, perdiendo así su vocación y misión por la cual fueron llamados.

sábado, 28 de agosto de 2010

QUE HACER CUANDO NECESITES PAZ II

Señor, tú estableces la paz en favor nuestro, porque tú eres quien realiza todas nuestras obras. (Isaías 26:12) (Nueva Versión Internacional)

Ustedes saldrán con alegría y serán guiados en *paz. A su paso, las montañas y las colinas Prorrumpirán en gritos de júbilo y aplaudirán todos los árboles del bosque. (Isaías 55:12) (Nueva Versión Internacional)

Fíjate bien en la gente honrada; observa a los que hacen lo bueno: ¡para esta gente de paz hay un futuro brillante! (Salmos 37:37) (Biblia en Lenguaje Sencillo)

Si vivimos pensando en todo lo malo que nuestros cuerpos desean, entonces quedaremos separados de Dios. Pero si pensamos sólo en lo que desea el Espíritu Santo, entonces tendremos vida eterna y paz. (Romanos 8:6) (Biblia en Lenguaje Sencillo)

LOS QUE AMAN TU PALABRA DISFRUTAN DE MUCHA PAZ Y NO SUFREN NINGÚN TROPIEZO.

Señor, hoy he meditado en los días de mi vida, en los años que me diste sobre la tierra. He andado como un peregrino, por caminos que me condujeron a cumbres resplandecientes y a oscuros valles de desolación y muerte.

Querido Padre, hoy he meditado en los días de mi vida, ¡reconozco con orgullo que he vivido! No reniego del dolor que me tocó en suerte, ni me aferro a esfumadas alegrías.

Jesús, hoy he meditado en los días de mi vida y descubrí que Tú también eres caminante, y encuentro que hemos recorrido juntos los caminos. Conocimos montañas y valles y juntos bebimos penas y alegrías.

LA PAZ DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SE CON VOSOTROS TODOS, Y RECIBAN BENDICIONES EN ABUNDANCIA, PLAGADAS DE UNA AMPLIA MISERICORDIA….

Por EDUARDO RODRIGUEZ

viernes, 27 de agosto de 2010

LA GRACIA DIVINA

Por: Eduardo Rodríguez

1.- Definición Y Comparación De La Gracia

LA GRACIA: es amor, bondad, compasión, favor, gracia, y misericordia; están compuesto por seis factores.

  • Amor
  • Bondad
  • Compasión
  • Favor
  • Gracia
  • Misericordia

Para dar respuesta a otra conclusión comparamos la gracia con la sustancia.

¿Qué ES SUSTANCIA? Es aquello con lo que se alimenta y nutre, y sin la cual se acaba. Es compuesta por varios factores.

La gracia tiene seis factores, pero hubo un tiempo en que carecía de uno y tenía dos factores contrario, refiriéndonos espiritualmente.

2.- ¿DIOS SIEMPRE HA SIDO UN DIOS DE GRACIA?

Según la palabra, sí.

(GEN. 39; 21) DIOS PUSO GRACIA EN JOSE.

(EX. 3; 21) DIOS DIO GRACIA AL PUEBLO

(NUM. 11; 21) MOISES, NO HALLA GRACIA DELANTE DE DIOS.

(DEUT. 33; 16) MOISES BENDICE A JOSE Y LE DA GRACIA DE DIOS.

Desde la antigüedad DIOS ha sido un ser supremo de gracia, una bendición para el pueblo de DIOS. Siempre estuvimos pensando en que los antiguos no tenían gracia y ahora sabemos que si la poseían.

Recordamos (EX. 6; 7) él os tomo por pueblo, y el seria su DIOS. Esto era un pacto de GRACIA.

Cuando DIOS dio la ley, es porque ellos no habían cumplido su pacto de gracia; ¿porque?

  • LA LEY: Vemos al hombre que es el
  • LA GRACIA: Vemos a DIOS que es el.

Nos hacemos esta pregunta. ¿Por qué decimos que cuando JESUCRISTO nació, espero el tiempo de la gracia?

3.- ¿Cuándo NACIO JESUCRISTO ESPERO EL TIEMPO DE LA GRACIA?

Según estudios bíblicos nos basamos en que JESUCRISTO trajo la gracia por medio de la dispensación.

¿Qué ES DISPENSACION? Es un periodo de tiempo durante el cual DIOS trata con el hombre de un modo particular respecto al pecado y la responsabilidad del hombre. "DISPENSACIÓN" puede definirse como una etapa en la revelación progresiva de Dios y constituye una administración o regla de vida distinta; en este estudio consideramos que hay ocho (8) tipos de dispensaciones, que son: Inocencia, Conciencia, Gobierno humano, Promesa, Ley, (Gracia - Espíritu Santo - Iglesia), Tribulación, y Reino.

 

 

 

En este periodo puede enfocarse o resumirse en tres factores que serían: LA GRACIA, ESPIRITU SANTO, Y LA IGLESIA. Todo nace a través de CRISTO; Cada dispensación tubo una CONCIENCIA.

  • INOCENCIA: expulsión del hombre del huerto.
  • CONCIENCIA: El diluvio.
  • GOBIERNO HUMANO: Confusión del lenguaje.
  • PROMESA: Esclavitud de la raza escogida.
  • LEY: La crucifixión de CRISTO.
  • LA GRACIA: Rapto de la Iglesia.
  • TRIBULACION: Atamiento de satanás.
  • REINO: Fuego del CIELO.

4.- SI JEHOVA SIEMPRE HA SIDO UN DIOS DE GRACIA, ¿Qué PASO EN EL TIEMPO ANTIGUO?

Aquí en esta etapa explicamos la comparación que hicimos, en la primera etapa de este estudio.

LA GRACIA: es amor, bondad, compasión, favor, gracia, y misericordia. DIOS tenia GRACIA, pero no es constante uno de estos factores, como lo es la MISERICORDIA.

Entonces DIOS tenía: Amor, Bondad, Compasión, Favor, Gracia. Más dos factores contrarios para su pueblo: IRA – CASTIGO.

Si tenía MISERICORDIA, pero no era común en aquel tiempo, no todos recibían la MISERICORDIA por causa de la ley, tenemos por ejemplo el tiempo de los JUECES. Después de la muerte de JOSE, se levantó una generación que no conoció a DIOS. (JUECES 2; 11)

Empieza con la falta de ISRAEL; DIOS levanta JUECES pero ellos tampoco escuchaban, DIOS los castigaba. (JUECES 3) DIOS dejo naciones para probar a ISRAEL.

Hay tres hechos en la sagrada palabra, dentro del libro de JUECES, donde refleja el descanso de 120 años que sobre vino en la tierra narrado en secuencias de hechos:

OTONIEL, (JUECES: 3; 7) ~ GEDEON, (JUECES: 6) ~ SANSON, (JUECES: 13) todos reseñan el descanso que tuvo la tierra durante 40 años en cada episodio.

5.- ¿Cuál FUE LA GRACIA QUE RESIVIMOS DE JESUCRISTO?

La gracia que recibimos de nuestro señor JESUCRISTO, trajo salvación, (EFESIOS: 2; 8) a todos los gentiles y judíos por igual. (ROM: 11; 11) como aconteció esto:

  • ISRAEL: EL BUEN OLIVO
  • GENTILES: EL OLIVO SILVESTRE

    (ROM: 11; 17) Nosotros los GENTILES éramos idolatras, como perros para el señor (La mujer Cananea) (MATEO: 15; 21) * (ROM: 11; 17) los judíos pueden ser injertados nuevamente.

  • JEHOVA Y LAS 12 TRIBUS DE ISRAEL
  • JESUCRISTO Y LOS 12 APOSTOLES, los ramos que fueron integrados como los GENTILES.

    (APOC. 4; 4) "Y vi los veinticuatro (24) tronos, 12 tribus y 12 apóstoles" Entonces la gracia que recibimos de JESUCRISTO por medio del evangelio, PABLO dice que le es impuesta necesidad (1° COR. 9; 16) por la gracia (TITO: 2; 11) la gracia fue manifestada para salvación. (ROM: 3; 24) fuimos justificados por ella. (2° COR: 12; 1-9) Nos sustenta.

    Todo esto es la GRACIA, y ahora vive en nosotros, porque todo lo que hacemos: evangelismo, música, predicación, no es por nosotros, sino por la gracia de DIOS, que está con nosotros. (1° COR. 15; 10) y por lo tanto hay que perseverar en ella. (HECH: 13; 45)

    Les deseo Bendiciones y entendimiento, para así lograr un crecimiento espiritual en todos nosotros con este estudio.

     

martes, 24 de agosto de 2010

LITURGIA

En la búsqueda de algunos logros, las razones del crecimiento y la penetración del pueblo pentecostal entre cierta capa de la población, se ha enfocado el modelo de culto como factor importante de tal éxito.

Se dice que la espontaneidad, la alegría, la participación testimonial, los cantos pegadizos, las manifestaciones físicas o corporales como las palmas o el movimiento de manos, la mayor cantidad de instrumentos y la habilidad de un director de canto, o de adoración como se dice ahora, producen ese efecto o resultado.

Pareciera tan determinante ese factor, que algunas iglesias tradicionales o conservadoras, valiéndose de ese razonamiento, forzaron cambios, copiaron el modelo y hoy exhiben cultos muy parecidos a los que por muchos años se ha conocido como la forma pentecostal de culto.

Hay quienes dicen que esta nueva forma, con sus temas, su música, y la expresividad que permiten, ha llegado en el momento oportuno acompañando o siendo factor de un movimiento de crecimiento y renovación espiritual. De esa manera y con ese razonamiento, parecen sugerir una especie de aprobación divina para tales formas.

Otros, por el contrario, la rechazan señalando la creación de un campo propicio para la manipulación o argumentando que, solamente proveen para los sentidos, creando además de desorden, el rechazo de un buen sector de nuestro pueblo. No parece haber un punto medio; o se reemplaza todo, se tiran los viejos himnarios, se nombra un director de adoración, o se sigue igual; cantando mal, con déficit de instrumentos y sin dirección de canto.

Algunas reflexiones sobre el tema podrían ayudar en la búsqueda de un equilibrio, la corrección de abusos, o advirtiendo al menos, ciertos riesgos que se corren.

Muchas veces hemos escuchado de personas que concurren a ese tipo de reuniones o cultos, expresiones como éstas: "Me siento tan bien, o me hace tan bien". Con esta sensación de bienestar se convalida entonces la tiranía de las formas en ese intento que en esencia buscará, no sólo agradar a Dios sino también reconocer y engrandecer su nombre, y que cuando ello se consigue, invariablemente sentiremos nuestra impotencia e insignificancia.

Es posible que así suceda, o así deba ser, que tengamos que sentirnos bien en el culto, máxime cuando en el ambiente de la vida común abunda la crítica, las quejas, la onda negativa como se acostumbra decir ahora. Pero de todas maneras, si el culto, o esa parte del culto, donde el canto y la alabanza se practica sólo en la búsqueda de un bienestar personal, ¿no podría verse también como una huida hacia algunas sensaciones que bien pueden ser valederas pero que en definitiva funcionan como el escape a otras realidades?

Y en verdad que cada uno que acude al culto a Dios en este tiempo, difícilmente no se halle involucrado en realidades tan duras como: crisis personales, familiares, o frustraciones de distintos tipos, además de los desequilibrios que hoy sufre nuestro pueblo, tales como, pobreza, injusticia, dolor y enfermedad.

Si convocar y mantener una mayor cantidad de gente es tomado como señal de éxito, debe tenerse en cuenta también que, en la óptica de los valores y realidades que implica el ser cristiano, tal señal sería apenas una faceta de lo que legítimamente puede llamarse éxito en el avance del Reino de Cristo.

En ese sentido cabría preguntarse también si esas formas no provocan cierto rechazo, ya que habrá muchos que eviten estar en ambientes tan ruidosos, ante el reconocimiento de que allí las exteriorizaciones se estimularán permanentemente.

Se escucha decir también a quienes promueven o sostienen estas formas, que el argumento crítico, presentando el consejo bíblico de hacer todo "decentemente y en orden", puede significar poner freno a la obra del Espíritu, quitándole soberanía sobre su forma de actuar y prestándose a un juego simulatorio de seriedad o circunspección mezquina y calculadora.

No se puede negar con cierta lógica, que prestarse a todas las exteriorizaciones, a veces no es otra cosa que responder solamente a incitaciones de quien está dirigiendo un culto. ¿Quién simula entonces, el que se resiste a esas formas, o el que las provoca, para decir luego que Dios está satisfecho o se ha hecho presente en medio de ese clima y esa forma de adoración?

No cabe duda que en la exteriorización de sentimientos y emociones, no sólo está el gozo y la alegría, que es lo que más parece estimularse por parte de quienes dirigen este modelo litúrgico. ¿Qué sucede con la tristeza, la angustia de algunos y la desesperación de tantos en este tiempo? ¿O no hay poesía, canto, oraciones, palabras y gestos que apunten a esos sentimientos para que se mire a Dios y se escuche lo que tiene para decirles en su Palabra?

Prueba de esto podrían ser las numerosas canciones que inspiradas en medio de la persecución y del martirio han sobrevivido, sosteniendo y alentando a tantas generaciones de cristianos a través del tiempo.

Me parece interesante a esta altura de las cosas, citar a John Stott en su reflexión sobre el balance entre la alegría y la reverencia «El cristianismo es una religión alegre, y todo culto tendría que ser una celebración. La celebración del hecho poderoso de Dios en Cristo Jesús…la adoración de la primitiva iglesia era muy gozosa, pero nunca llegó a la irreverencia. Si algunos cultos hoy son como funerales hay otros que son demasiado alegres, porque no reconocen la grandeza y la majestad de Dios. De modo que si la alegría es una marca de la iglesia, la reverencia es otra…Debemos recobrar el balance en la adoración de la primitiva iglesia, formal e informal, alegre y reverente.» (1)

Un aspecto también digno de analizar, es el alto nivel o volumen usual en esos cultos. Hace muy poco una persona ajena al ambiente cristiano me señalaba precisamente con mucho asombro, cómo en un pequeño garaje había visto instalarse un lugar de culto con su correspondiente equipo de sonido, que incluía enormes parlantes… Me parece, decía, que las 15 o 20 personas que entran en ese espacio podrían oír perfectamente sin necesidad de un equipo de sonido, y en su conclusión, señalaba que probablemente eso tenía que ver con el tipo de música, los hábitos o la cultura de mucha gente religiosa o no, que parece sentir como una demanda imperiosa, la música a todo volumen que ensordece y que crea un ambiente propicio para muchas sensaciones, menos para la reflexión.

Trato de observar la cuestión con los planteos que a mi parecer se desencadenan en forma lógica, aunque no puedo responderme a muchas de las preguntas que el fenómeno suscita, tales como:

¿Se trata de acompañar sólo con nuestro cuerpo, puesto en actitud de adoración, todo lo que debiera ser un intento válido del corazón y de la mente, de alabar y adorar a Dios?

¿No habrá un equilibrio más justo entre la expresión y la reflexión, sin necesidad de extravagancias en uno u otro sentido?

¿No hay peligro de confusión entre expresiones culturales modernas que pasan por el ruido ensordecedor, en detrimento del silencio para mirarnos interiormente, o dejar que la Palabra de Dios alcance nuestra interioridad?

¿Será que es la hora de desmitificar el dominio de las emociones, para dar rienda suelta a ellas, conviniendo que hay madurez y desarrollo en quienes se «desinhiben así» delante de Dios?

¿Será válido cuestionar las formas que proveen cierto bienestar momentáneo o permanente, que influyan en el carácter cristiano, el gozo por ejemplo, sin medir el riesgo de escape que proporciona?

Cabe también la pregunta relativa a la afirmación con que se inicia esta nota: ¿Se debe a este tipo de liturgia el presunto éxito de las iglesias que la practican?

Vale la pena también una reflexión sobre un gran déficit en casi todas las formas de cultos. No es tanto el orden, ni la disminución de los decibeles y los ruidos…se trata del silencio.

Creo que nos acomplejamos si convocamos a orar y no escuchamos a alguien hacerlo en voz alta, y si se escucha el murmullo cuando todos lo hacen a la vez mejor todavía…Despreciando el silencio para que cada uno escuche y pueda decir amén a la oración del otro, lo más común es que se incite a hacerlo en voz alta, y quien está al frente, micrófono en mano, termine haciéndolo a los gritos.

Alguna vez leí sobre la necesidad de cultivar el silencio, lo que evidentemente para estos tiempos es un ejercicio casi imposible. Se pasaron los tiempos en que se llegaba al culto con anticipación, tanto como para prepararse para adorar, alabar, recordar o escuchar al Señor…y esa preparación se hacía justamente en silencio, con la Biblia abierta, arrodillados o inclinados, en la paz de un imperturbable silencio…

A propósito del silencio transcribo un párrafo de Richard J.Foster:

"Una de las razones por las cuales no aguantamos el permanecer en silencio es que nos hace sentir completamente indefensos. Estamos muy acostumbrados a confiar en que las palabras manejen y controlen a los demás. Si nosotros callamos, ¿quién tomará el control? Dios lo tomará; pero nosotros nunca dejaremos que él lo tome mientras no confiemos en él. El silencio está íntimamente ligado con la confianza.

La lengua es nuestra arma más poderosa para la manipulación. De nosotros fluye una frenética corriente de palabras, por cuanto estamos en un constante proceso de ajustar nuestra imagen pública. Tenemos el profundo temor de que otras personas vean en nosotros lo que pensamos, así que hablamos a fin de enderezar el entendimiento de ellos. Si yo he hecho algo malo y descubro que tú lo sabes, ¡me sentiré muy tentado a ayudarte para que entiendas mi acción! El silencio es una de las más profundas disciplinas del Espíritu, por cuanto hace que se detenga eso.

Uno de los frutos del silencio es la libertad para permitir que nuestra justificación descanse por completo en las manos de Dios» (2)

Vale la pena prestar atención a lo que dice Foster sobre el silencio, aunque en su obra también pondera la alegría en el culto y ciertas actitudes o expresiones físicas, según él, muy adecuadas a la adoración.

Sería importante también, reflexionar sobre el papel de las emociones en el culto cristiano. Como base para ello me atrevo a citar algunos párrafos de aquel notable maestro y teólogo, el Dr. Juan A.Mackay.

Él cuenta como una experiencia inolvidable vivida en Chile, su conversación con José Gálvez, a quien señala como el educador más notable de su tiempo.

"José Gálvez me dijo: Amigo Mackay, yo estoy convencido de que ustedes los protestantes no van a llegar jamás al alma de los ^rotos^ chilenos como llaman allá a la clase más baja. ¿Por qué?, le dije yo. Porque ustedes tienen un modo de ser demasiado frío, demasiado moralista; no van a poder conmoverlos jamás" Entonces siguió diciendo: «En los primeros tiempos de nuestra historia llegaron los católicos, y con sus ceremonias deslumbrantes, sus ritos y lo demás, lograron transportar a nuestros ^rotos^, en forma muy conmovedora, hacia el sentimiento religioso. Pero todo eso me dijo ha pasado. Los ^rotos^ han vuelto al estado anterior."

Pero sin el conocimiento mío y del profesor sigue diciendo Mackay el movimiento pentecostal había llegado ya a donde vivían los ^rotos^. ¡Y hay que ver la transformación que se ha producido en Chile! ….He aquí una manifestación contemporánea de un emocionalismo evangélico a la vez dinámico y luminoso, que ha sacudido un orden de vida tradicional deprimente, creando una nueva vida en el hombre y en la sociedad»

Sin embargo al seguir tratando el tema del encuentro con Dios y la idolatría del sentimiento, con la gran maestría que lo caracteriza, dice Mackay: «La experiencia religiosa que culmina en el culto puede convertirse en idolatría. Esto sucede cuando el sentimiento o la emoción se persigue por su cuenta, cuando un medio se convierte en fin». Y concluye:

«Emoción hay y debe haber en la vida cristiana. Pero que sea Dios en Cristo y el Espíritu Santo, la fuente y el Reino de Dios la meta de esta emoción, y no un ídolo creado por la emoción misma, que no hace sino estimular la egolatría".(3)

Tal vez a la hora de evaluar nuestros cultos o nuestra liturgia, debiéramos cuidar que nuestras pautas coincidan con las de la Palabra de Dios, y que la hora del encuentro entre Dios y el hombre no sirva para disimular la enorme distancia entre ambos, de tal manera que recogimiento, humildad, asombro y temor a la vez, sean actitudes humanas infaltables en esa instancia crucial de la vida, o de cada momento en el cual decimos adorar o alabar a nuestro Dios.

EL MINISTERIO DEL ESPÍRITU SANTO

Cuando los padres escogen un nombre para un hijo, consciente o inconscientemente, esperan que dicho nombre signifique algo en la vida del ser querido. Lamentablemente, no siempre es así. En mi pueblo natal vivía un hombre cuyo nombre era Jesús, pero su conducta no tenía nada que ver con el nombre, era lo peor del pueblo. Por otro lado, he conocido creyentes que no se llamaban Jesús, cuyas vidas reflejaban Su luz, como la luna la luz del sol.

Cuando se crea una institución eclesiástica, los que la fundan, también buscan un nombre para expresar los objetivos de la nueva creación. Lamentablemente, no siempre coinciden los objetivos con la realidad. Uno no es evangélico por cubrirse bajo el nombre de una institución eclesiástica. Es posible engañar a algunas personas por algún tiempo, pero resulta imposible engañar a todo el mundo todo el tiempo. Ser evangélico es algo serio, no es una etiqueta.

De la misma manera, no son pentecostales todos los que se cobijan bajo ese nombre, aunque supongo que la mayoría lo son. Por otro lado, son pentecostales algunos que no usan ese nombre. Creo que todo buen cristiano es pentecostal, no importa cuál sea el nombre de la institución eclesiástica a la que pertenezca, o cuáles sean las formas de adoración de las que participe.

Si ser pentecostal es cuestión del nombre, Juan Wesley no fue pentecostal, porque jamás usó ese nombre. Tampoco perteneció a la denominación metodista, ésta se estructuró después. Wesley murió sin haber renunciado a ser anglicano. No es cuestión del nombre, pero sabemos que él fue el instrumento del Espíritu Santo para lograr el avivamiento llamado, como mote, metodista.

Juan Wesley no se hizo ordenar obispo metodista, él fue sólo un presbítero de la Iglesia Anglicana, que procuró un avivamiento espiritual. Fue, sobre todo, un instrumento de Dios. No procuró el poder eclesiástico, sino el poder del Espíritu Santo. Si ser pentecostal es tener una vivencia con el Espíritu Santo, creo que ningún cristiano, bien informado, negaría ese nombre a Juan Wesley.

Pero lo importante no es el significante (el nombre), sino el significado de ser pentecostal. Wesley vivió con su corazón ardiente, por la obra del Espíritu Santo. Su experiencia transformadora, ocurrida en una capilla de la calle Aldersgate, en Londres, el 24 de mayo de 1738, produjo tal impacto que un gran avivamiento espiritual se extendió por Europa y América, y ha llegado hasta nuestros días.

El relato de (Hechos 2) suele ser considerado como el nacimiento de la iglesia. Pero, ¿sería correcto afirmar que los apóstoles no eran cristianos antes de Pentecostés? Además, la Santísima Trinidad no es un invento de los teólogos, porque el Espíritu Santo existe desde siempre.

Nuestro Señor nos dice claramente: "David mismo dijo por el Espíritu Santo: El Señor dijo a mi Señor: siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies" (San Marcos 12:36). Lo que se dice en el prólogo al Evangelio según San Juan acerca del Verbo Encarnado, también se podría afirmar acerca del Espíritu Santo: "En el principio era el Espíritu Santo y el Espíritu Santo era con Dios y el Espíritu Santo era Dios…"

¿Acaso podemos sostener que el Espíritu Santo no estuvo presente en el llamado de Abraham (Gén.12:1), de Moisés (Éxodo 3:10,16), de Amós (Am.7:15), de Isaías (Is.6:9), de Jeremías (Jer.1:7), de Ezequiel (Ez.3:1,4) a quienes Dios repite la misma orden: Ve?

Podemos afirmar que Pentecostés es el inicio formal del Pueblo del Nuevo Pacto, pero había cristianos antes de la experiencia de Pentecostés. Por eso, todos los que pertenecemos a ese pueblo, redimido por la sangre de Cristo, tendríamos el derecho de llamarnos, si quisiéramos, pentecostales. Pero no es el nombre de una denominación lo que salva, sólo Cristo salva. Si lo que importara fuera el nombre, todos los que no pertenecemos a la institución eclesiástica que tiene por nombre: Iglesia de Cristo, no seríamos cristianos.

Sabiendo que lo importante no es el nombre, sino el encuentro con Dios en Cristo; y reconociendo que es la vivencia con el Espíritu Santo lo que da vida a la Iglesia, me propongo ahora hacer un breve análisis de lo que el Señor enseñó acerca del ministerio del Espíritu Santo.

Con la encarnación de Jesucristo se produce la máxima revelación divina. Por eso, al estudiar la doctrina del Espíritu Santo, debemos darle prioridad a las enseñanzas de nuestro Señor. Sabemos que dichas enseñanzas se conservaron por tradición oral, durante más de treinta años, siendo puestas por escrito, por primera vez, por San Marcos.

El cristiano, por serlo, debe ser Cristo céntrico, es decir, debe darle mayor importancia, en su reflexión teológica, y en su vida personal, a lo que enseñó Jesucristo. Lo que haya dicho un apóstol debe ser interpretado a la luz de la enseñanza del Maestro. Aunque, a veces, encontramos muy buenas ampliaciones de las enseñanzas del Señor en las de sus apóstoles.

Por ejemplo, Jesús nos dice: "Por sus frutos los conoceréis" (San Mateo 7:16). San Pablo amplía el concepto, en la que quizás sea su primera epístola, de las que han llegado hasta nosotros, donde se refiere al fruto del Espíritu Santo que distingue al cristiano del pagano. En éste último se manifiestan las obras de la carne. (Cf. Gálatas 5). Llama la atención, el plural, cuando se hace referencia a las obras de la carne.

Debemos tener presente que el fruto del Espíritu, la prueba de Su presencia en nuestras vidas, está en singular. Un buen test para conocer si uno es o no, plenamente pentecostal, o plenamente evangélico, consiste en observar si tenemos: "Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza" (Gál.5:22 23, según Reina Valera). Todas esas cualidades, juntas, son el testimonio de la presencia del Espíritu Santo en el creyente.

Un principio hermenéutico fundamental es el siguiente: "Los pasajes oscuros se interpretan a la luz de los claros". Por lo tanto, cuando tenemos dudas en cuanto a la interpretación de la enseñanza que nos ha dejado un apóstol de Jesucristo, debemos acudir, como la máxima autoridad, a lo que al respecto nos enseñó nuestro Señor. O a otros pasajes más claros del propio apóstol.

Algunos pasajes claves, de los Evangelios, nos pueden ayudar a ver la síntesis de lo que nos enseñó el Señor acerca del Espíritu Santo. A Nicodemo le dice: "…el que no naciere del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios" (Juan 3:5). Por otro lado, afirma que: "es el Espíritu Santo el que convence al mundo de pecado" (Juan 16:8). La acción del Espíritu Santo, en quien lo busca, explica que se produzca un cambio en la vida del creyente. Por eso, en (Juan 3:8) se hace un juego con el doble significado de la palabra griega neuma, que significa viento y también espíritu. Luego, el arrepentimiento de pecado, por sí sólo, no alcanza para tener una nueva vida en Cristo. Es el Espíritu Santo quien nos renueva, después de habernos convencido de que como pecadores, necesitamos arrepentirnos y aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador personal.

El viento, como imagen de la acción del Espíritu Santo, me sugiere otra; la del cristiano como un velero. Si las velas no están izadas o han sido rotas, el viento no mueve al velero. Si éstas están izadas y todo está en orden, pero no sopla el viento, el velero no se mueve.

El pneuma divino siempre sopla, pero no siempre el hombre está dispuesto a hacer su parte. Podemos llevar el caballo al río para darle de beber, pero beber el agua es sólo cuestión del caballo. Algo similar ocurre con el ser humano, cuando no quiere recibir lo que el Señor le ofrece. "Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (San Juan 4:24).

El Espíritu Santo, que Jesús nos promete que "estará con nosotros para siempre" (Juan 14:16), ha estado desde siempre ejerciendo Su ministerio en el pueblo de Dios. Por lo menos, sabemos que el Espíritu Santo inspiró a David mil años antes de la encarnación de Jesucristo (San Marcos 12:36).

Es pentecostal quien tiene una vivencia personal con el Espíritu Santo. No debemos dudar que en toda experiencia cristiana se expresa el Espíritu Santo, pero no hay dos vivencias iguales. Por lo tanto, nadie tiene el derecho a absolutizar una experiencia personal, ni pretender hacer pasar a todos los hermanos por el mismo molde. El pneuma divino sopla como y cuando Él quiere, nadie puede manipularlo, ni domesticarlo a gusto personal. Dios es Dios, y nosotros, sólo somos pobres seres humanos limitados en amor, en sabiduría y en poder.

Ser pentecostal no es cuestión de nombre, sino de una vivencia con el Espíritu Santo. Mientras continuemos bajo el pecado de la división de la Iglesia debemos tener presente en nuestras vidas, el fruto del Espíritu Santo. Por la presencia del Espíritu, debemos realizar un ministerio de comunicación en el amor de Cristo, en estos momentos de tantas tensiones entre creyentes. Hay muchos, que en lugar de fabricar puentes, se ocupan en profundizar los abismos de separación entre cristianos, y eso, hermanos, es pecado.

El ministerio de comunicación en el amor de Cristo, en mi opinión, debe consistir esencialmente en lo siguiente: 1) Procurar conocernos más los unos a los otros, 2) Amarnos más, 3) Respetarnos más, 4) Comprender que la obra de Dios es mucho más importante que todos los líderes eclesiásticos y las denominaciones, 5) Que el deseo del Señor, expresado en (Juan 17:21) y (Efesios 4:3 13), es la unidad de todos los cristianos, 6) Que la unidad procede del Espíritu Santo, según (Efesios 4:3.)

Este ministerio especial de fabricación de puentes de comunicación entre los cristianos, fue practicado por Juan Wesley en el siglo 18. Para probarlo, voy a reproducir algunos párrafos de su sermón titulado: El genio del Catolicismo, basado en (2 Reyes 10:15). Veamos parte de lo que dijo en ese sermón:

1 Pues que lo es, dame la mano. No quiero decir con esto: "Acepta mis opiniones". No es necesario. No lo espero ni lo deseo. Tampoco quiero decir: "Acepto tus opiniones". No lo puedo hacer. No depende de mí. Más fácil me sería dejar de oír. Sigue firme en tus opiniones, que yo seguiré firme en las mías. No hay necesidad de que procures persuadirme de que acepte tu modo de pensar. No deseo discutir, oír, ni decir una sola palabra sobre estos puntos. Dejemos todas estas opiniones a un lado. Sólo te pido que me des la mano".

"2. No deseo que aceptes mis métodos de adorar, ni quiero aceptar los tuyos. Esta es otra cosa que no depende de ti ni de mí. Debemos obrar según nuestras convicciones individuales. Permanece firme en aquello que crees aceptable en la presencia de Dios y yo haré lo mismo".

"3. Quiero decir, primeramente, ámame. No sólo como amas a todo el género humano. No únicamente como amas a tus enemigos o a los enemigos de Dios, a los que te aborrecen, a los que te vituperan y te persiguen. Ámame, no como a un extraño de quien no sabes nada de bueno ni de malo esto no me satisface. Si tu corazón "es recto con el mío, como el mío lo es con el tuyo", entonces ámame con un cariño muy tierno, más que a tu propio hermano, como a un hermano en Cristo, como a un conciudadano de la Nueva Jerusalén, como a un compañero en el ejército, que pelea bajo el mismo Capitán por la salvación de las almas. Ámame como a un compañero en el reino y la paciencia de Jesús, como a un coheredero de su gloria…"

"4. En segundo lugar, te pido te acuerdes de mí en tus oraciones. Lucha con Dios para que me bendiga, que corrija todo lo malo que haya en mí y supla todo lo que le falte. Cuando más cerca estés del trono de la gracia, ruégale a Aquel que estará entonces contigo, que mi corazón sea más y más como el tuyo, más recto para con Dios y para con los hombres. Que tenga yo una convicción más clara de las cosas que no se ven y un sentimiento más íntimo del amor de Dios en Jesucristo…"

"5. Quiero decir, en tercer lugar, que me provoques al amor y a las buenas obras siempre que se presente la oportunidad. Confirma tu corazón diciéndome cariñosamente todo lo que creas que convenga a la salud de mi alma. Vivifícame en la obra que Dios me ha mandado hacer e instrúyeme para que la haga con mayor perfección…"

"6. Ámame, por último, no sólo de palabra, sino de hecho y de veras. Sigue firme en tus opiniones y tu manera de adorar, pero hasta donde te lo permita tu conciencia, trabajemos juntos por el Señor y démonos la mano…"

"7. Hay dos cosas que observar respecto de lo que queda expuesto en el párrafo anterior. La una es que estoy dispuesto a corresponder a mi hermano, mediante la gracia de Dios y hasta donde me alcancen mis fuerzas, todo el cariño, todos los servicios de amistad, toda la ayuda, ora temporal ora espiritual, que espero de él. La otra es que espero todo esto no sólo para mí, sino también para todo aquel cuyo corazón sea recto para con Dios y los hombres, a fin de que nos amemos todos como Cristo nos amó primero".

viernes, 20 de agosto de 2010

¿DE QUÉ VOY A PREDICAR?

El arte de predicar.

ENCONTRANDONOS CON EL TEMA.

 Seguramente éste es el mayor problema: "¿De qué predicaré este domingo?" Pero recordemos lo dicho anteriormente. "El mejor estudio comienza con la oración."  Martin Lutero afirmó: "Haber orado bien es haber estudiado bien." Esto debemos repetirlo con frecuencia y no olvidarlo. Dios contestará nuestra oración y nos dará el pasaje. Otras veces nos dirá que no al pasaje que nos había entusiasmado.

De todas maneras una vez escogido el pasaje descansemos en la verdad de que la misma Palabra de Dios "es más penetrante que una espada de dos filos" y ella misma hará la obra en los corazones.

Una vez claro el punto de partida haremos el siguiente:

 1) Debemos poner todo nuestro empeño a  través de los medios que poseemos para concentrarnos en nuestro tema.

 2) Al escoger nuestros temas debemos hacerlo pensando EN LA NECESIDAD de nuestros oyentes. No por su condición social o económica. Si hacemos diferencia de personas pecamos contra Dios quien ama a todos por igual.

Así que deben ser temas que todos puedan entender. Lo simple no quita lo profundo.

Temas que puedan consolarlos de sus muchas tristezas. Palabras que les animen a confiar en un Dios amoroso. Así que repetimos: debemos pensar en lo que nuestros oyentes realmente necesitan para su edificación espiritual; allí estará nuestro tema.

 3- También es útil considerar que pecados se encuentran afectando a la iglesia. Deberemos exhortar con una fuerte autoridad; pero siempre con amor.

 4) Nuestra predicación debe contener "todo el mensaje de Dios."

La iglesia debe recibir une dieta completa. Cada predicación debe estar relacionada en algún modo a la anterior.

 Sin embargo, no es bueno insistir siempre en la misma doctrina descuidando la variedad del todo, cada parte de la doctrina del Señor es provechosa y cuando una parte falta debilita a los creyentes.

Así que debemos dar a cada parte de la Biblia su propio lugar en nuestro corazón y en nuestra inteligencia. Nuestros sermones deberán nutrirse de toda la verdad inspirada, las doctrinas, los mandamientos, la historia, los símbolos, salmos, proverbios, las promesas, los juicios y las exhortaciones.

 Muchas veces aun habiendo perseverado hasta el último momento en oración la inspiración parece no llegar. No debemos olvidarnos entonces, que nuestro servicio "no es con ejército ni con espada, sino con el Espíritu de Jehová. Si confiamos en Él no nos desampara, no puede hacerlo porque Él es fiel.

 5) El predicador debe estar siempre ocupado elaborando sermones, anotando ideas y guardando el material adecuado. Nadie que desea predicar puede darse el lujo de esperar a último momento para preparar el alimento para su grey.

 Atendamos otra vez algunos consejos  del "príncipe de los predicadores":

"…Como precaución, permitidme que haga la observación de que debemos estar siempre preparándonos para encontrar textos y para hacernos sermones. Debemos conservar siempre la actividad santa de nuestro entendimiento. ¡Ay del ministro que se atreva a malgastar una hora!…

 La hoja de vuestro ministerio pronto caerá, a no ser que, como el hombre bendito de que se habla en el primer Salmo, meditéis en la ley de Dios de día y de noche.

Vuestras preparaciones para el púlpito son de la mayor importancia, y si las descuidáis no honraréis ni a vosotros mismos ni a vuestra vocación.

Las abejas están haciendo miel desde la mañana hasta la noche y a semejanza de ellas nosotros debemos ocupamos siempre en juntar víveres espirituales para nuestra congregación…

Vosotros los que os alistáis para predicar, debéis encontraros siempre ocupados en la preparación de los mensajes…

Conservad abiertos los ojos y los oídos y veréis y oiréis ángeles. El mundo está lleno de sermones: atrapadlos al vuelo. "

 Como vemos entonces, es muy importante mantenernos en una actitud atenta; pues, todo lo que nos rodea puede contener el tema que necesitamos y ante el cual, Dios llamará la atención de nuestra alma.

jueves, 19 de agosto de 2010

LA UNCIÓN

Un misionero perteneciente a una de las denominaciones históricas, fundamentalista y prestigiosa, me contó al regresar de una importante Asamblea Nacional que, prácticamente, sus congregaciones se encontraban al borde de la fractura por el tema de "La Unción". Lo más grave es que respetables figuras de primer nivel de uno y otro sector, respaldaban esas posiciones divergentes.

Esta circunstancia retrotrajo mis recuerdos a los años sesenta, cuando en razón del llamado "Movimiento", se produjeron tantos episodios de desgraciada intolerancia, cuyas consecuencias negativas aún permanecen.

Es oportuno señalar algunas ideas al respecto:

1. Parece increíble que sinceros creyentes persistan en los errores del pasado, y se prefiera la ruptura al diálogo generoso y comprensivo.

2. Dios habla no sólo congregacionalmente, sino también individualmente, por lo que nadie detenta el derecho de juzgar a un hermano, de ejercer coacción sobre su conciencia, ni de considerarse dueño de la verdad absoluta.

3. En el tiempo de Jesús, pocos conocían tan exhaustivamente la Escritura como los escribas y los fariseos. Sin embargo, cuando llegó el momento central de la redención, estaban tan cegados por la letra rígida y muerta, que carecieron del discernimiento necesario para reconocer al Mesías.

4. Toda doctrina fundamental es importantísima, pero la obsesión por la "Sana Doctrina" puede conducir a extremos muy desafortunados. Si en verdad creemos en un Creador omnisciente y omnipotente, no podemos "exigirle" que obre siempre de acuerdo con nuestros criterios humanos, porque eso implicaría pretender restringir su libertad.

5. La Unción, según el apóstol Juan, queda como un sello permanente en el creyente: "Pero la unción que vosotros recibisteis de él, permanece en vosotros (…)". Es ésta una posesión de todo hombre renacido por el Espíritu.

6. Sin embargo, esta afirmación no implica que todo creyente esté capacitado para cumplir cualquier ministerio, sino que en tal caso debe haber sido revestido con los carismas imprescindibles.

7. Así como los Apóstoles encomendaban a otros siervos el cumplimiento de determinadas tareas, Dios también encarga ministerios específicos, pero al mismo tiempo da el Poder de lo Alto para que puedan ser llevados a cabo.

8. El Espíritu Santo es una Persona, y por lo tanto, se lo recibe íntegramente o no. Una Persona no puede mensurarse cuantitativamente, por lo que es inconcebible, la existencia de "media" persona, o de "doble" persona. Sin embargo, con frecuencia se escuchan oraciones en las que se pide por "(…) una doble porción de tu espíritu". Esto demuestra que quien ora así, considera al Espíritu Santo, por lo menos inconscientemente, como una influencia o fuerza. Obviamente, si se tratara de una energía parecida a la eléctrica, sería adecuado solicitar el doble de ella. Estas palabras que se repiten sin entenderse, son las que Eliseo formulara a Elías, y que no hacen referencia al Espíritu Santo, sino al espíritu de Elías. Por lo tanto, extrapolarlas constituye un grave error, que se produce por la multivocidad de la palabra "espíritu".

9. Muy diferentes a la Persona del Espíritu Santo son los dones que Él reparte "a cada uno en particular como él quiere". Es perfectamente lícito y deseable pedir a Dios la gracia de esos carismas.

10. Una de las historias más trágicas del Antiguo Testamento se da en la vida de Sansón. Nos cuenta el ancestral relato en la estructura profunda que se descubre por debajo de la atmósfera bárbara, que "(…) el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él (…)", y que "(…) el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón (…)", expresión que se reitera varias veces. Pero llegó el momento en el cual "(…) él no sabía que Jehová ya se había apartado de él". Es ésta, precisamente la ruina que hoy, ya en los tiempos neo testamentarios un creyente puede experimentar. Si su conversión fue legítima, quedará indeleblemente el sello del Espíritu Santo en él, pero habrá perdido todo poder y su vida para Dios será un doloroso fracaso.

11. Jesús hablando acerca del Espíritu Santo, dijo: "(…) pero vosotros le conocéis porque mora CON vosotros, y estará EN vosotros". El hecho prometido de que el Espíritu Santo luego de la crucifixión, resurrección, ascensión y pentecostés, more EN el creyente, no supone que haya dejado de estar CON el creyente. Son claras y significativas las palabras de Pedro: "(…) porque el glorioso Espíritu de Dios REPOSA SOBRE vosotros".

Es decir, que el inmenso privilegio que el creyente ha recibido que el Espíritu Santo more EN su propia intimidad, no excluye el hecho de que siga actuando SOBRE cada uno, SOBRE la Iglesia, SOBRE el mundo, SOBRE la historia. Esto se corresponde con el riquísimo testimonio vetero testamentario, y su enorme cantidad de citas y circunstancias. El Espíritu Santo nunca quedó encarcelado en el débil cuerpo de cada creyente. (Nota: algunos vocablos han sido intencionalmente destacados y subrayados)

12. En cuanto a una Nueva Unción, cualquiera sea el rótulo con la que se la mencione, es honesto reconocer la posibilidad de que haya vivencias auténticas en muchísimos creyentes sinceros, sin que caigamos en la pequeñez de encasillarlas como expresiones diabólicas, o como discutibles fenómenos psicológicos. Tampoco puede utilizarse seriamente como contra argumento, el listado de las extravagancias, las exageraciones, los excesos y las manifestaciones de pésimo gusto en las que algunos predicadores incurren.

13. Pablo cuenta que aproximadamente en el año 43, es decir, siete años después de su conversión, fue arrebatado al paraíso. ¿Fue una experiencia mística?, ¿tuvo que ver con el comienzo de una nueva etapa?, ¿fue acaso una Nueva Unción? También grandes hombres de Dios y magníficos evangelistas, hablaron de su propia renovación, entre ellos, Juan Wesley, iniciador del movimiento Metodista.

Los puntos que he señalado resumen mi particular comprensión del tema, de por sí dificultoso y complejo. Por eso es no sólo deseable sino también necesaria, una crítica constructiva, fundamentada e inteligente.

He leído con pena un libelo infamatorio en los que supuestos cristianos no vacilan en injuriar, ridiculizar, agraviar y ofender. Muy poco favor hacen a la Fe, quienes no respetan ni siquiera las pautas de convivencia propias de cualquier hombre de bien.

La responsabilidad de todo creyente es bien conocida: estudiar meticulosamente la Escritura, pero con la mente abierta y generosa, participar en la vida congregacional, orar, escuchar a los maestros de la Fe, tanto a los vivientes como a los que nos dejaron su pensamiento escrito; respetar a los interlocutores, especialmente a aquellos que no coinciden totalmente con nuestros puntos de vista; observar "los signos de los tiempos"; y por fin realizar lo verdaderamente dificultoso: impregnar toda nuestra vida, ideas y palabras, de Amor.

miércoles, 18 de agosto de 2010

El movimiento pentecostal

Para quienes estudiamos el desarrollo de la misión cristiana en nuestro siglo y tratamos de visualizar lo que será durante el próximo, resulta indispensable comprender la realidad del movimiento pentecostal. Desde esta perspectiva misio lógica hay por lo menos tres razones para ello. Primero, su formidable expansión y vigor evangelístico, especialmente entre las masas urbanas pobres del mundo. Segundo, su énfasis en el ministerio del Espíritu Santo, tema redescubierto también por la misiología y la teología en la segunda parte de este siglo. Tercero, sus particulares convicciones respecto a la permanente validez de algunas características del modelo misionero de Lucas y Hechos.

Nunca olvidaré mi experiencia en el Congreso Mundial de Evangelización en Berlín, 1966, habían convocado al evangelista Billy Graham y algunos líderes evangélicos notables. En este importante encuentro de iglesias y movimientos evangélicos, precursor del movimiento de Lausana, una parte del programa era escuchar datos acerca del avance de la evangelización en el mundo. Para muchos de los presentes fue una sorpresa que país tras país y continente tras continente, los informes daban cuenta de una notable expansión de las iglesias pentecostales. En muchos lugares, los pentecostales superaban numéricamente a todos los demás protestantes juntos. Muchos evangélicos ni se habían dado cuenta de la presencia pentecostal en sus países y en Berlín tomaron conciencia de ello.

Era frecuente que entre evangélicos se hiciese referencia a los pentecostales como a una "secta". En la más reciente biografía de Billy Graham se describe en detalle las dudas y conflictos que el evangelista y su organización enfrentaron, antes de decidirse a invitar a conocidos predicadores pentecostales a participar en el programa del mencionado Congreso de Berlín. No era diferente la actitud entre los protestantes ecuménicos. De hecho, hasta 1961 en el vocabulario de las publicaciones del Protestantismo ecuménico se usaba la palabra "secta" en referencia a ellos. Esto cambió después de esa fecha cuando dos iglesias pentecostales chilenas entraron a ser miembros del Consejo Mundial de Iglesias.

Siguiendo la clasificación propuesta por el estudioso David Barett, se pueden distinguir tres "olas" en el movimiento pentecostal de nuestro siglo. La primera es el pentecostalismo clásico que se vincula a la experiencia de "hablar en lenguas" que tuvo Agnes Oxham durante un servicio de sanidad divina en Topeka, Kansas, Estados Unidos, en vísperas del año nuevo de 1900. Este movimiento se extendió rápidamente en sectores populares de los Estados Unidos y pronto fue llevado con celo misionero también a otras partes del mundo. Puede decirse que esta ola es una forma popular del Protestantismo que conforman denominaciones como las Asambleas de Dios o la Iglesia Cuadrangular. Brotes espontáneos de este tipo se dieron en América Latina en casos como el de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile y el movimiento "Brasil para Cristo".

Algo diferente sería la segunda ola conocida también como "Movimiento Carismático" que hacia la década de los sesenta se extiende en el seno de las denominaciones protestantes antiguas como Luteranos, Anglicanos, Presbiterianos, Metodistas, o aun de la Iglesia Católica Romana. Figuras como Larry Christensen (luterano), Michael Harper (anglicano), Juan Carlos Ortiz (actualmente en una iglesia reformada) o el cardenal católico Joseph Suenens son representativos de esta ola. La glosolalia o la sanidad divina son parte de este movimiento, pero su característica sociológica no tiene las marcas de lo popular como en el caso anterior. Como en general no forma denominaciones separadas, conserva las características sociológicas de las denominaciones dentro de las cuales se manifiesta. La tercera ola se puede definir como neo carismática. Estaría representada por las nuevas iglesias sin tradición de denominación clara, aparecidas en años más recientes alrededor de figuras carismáticas como las llamadas "Agua Viva" en el Perú, "Eclessía" en Bolivia o la del pastor Jiménez en Argentina.

En lo que resta de este breve artículo queremos examinar la significación misionera del movimiento pentecostal, con referencia especial a la primera ola, es decir al pentecostalismo clásico. Mi propia observación y participación en iglesias pentecostales de las Américas me lleva a coincidir con el trabajo sistemático de estudiosos como Hollenweger en su descripción de este tipo de iglesias. Hay ciertas características de este movimiento pentecostal que responden a realidades propias de nuestro tiempo.

Por ejemplo, ha crecido en grandes concentraciones urbanas, mayormente entre las clases populares. Sus formas de culto y de organización, sus métodos de evangelización, su forma de predicación, responden acertadamente a su contexto. Su estilo de culto es espontáneo y no se ciñe a un orden escrito. Además es participativo, ya que cualquiera puede orar en voz alta, profetizar o alabar al Señor. Es decir, para ser participante no se necesita saber leer o tener educación.

La predicación es narrativa más bien que argumentativa o expositiva. En el estilo de los predicadores que tienen más éxito, se da la repetición de algunos pocos puntos claves, que para seguirlos no hace falta saber leer, ni siquiera la Biblia. Antes que cualquier otra denominación los Pentecostales contextualizaron su música utilizando guitarras y panderetas en vez del clásico armonio u órgano. Todo esto ha hecho de las Iglesias pentecostales una forma de protestantismo que atrae a los pobres, es decir, un "protestantismo popular".

Las notas anteriores también caracterizan a iglesias evangélicas populares que no se llaman Pentecostales. Un caso notable es el de las iglesias de gitanos en España y otros países de Europa, y el de las numerosísimas iglesias independientes en África. Pero las notas más distintivas del pentecostalismo son el énfasis en la sanidad, en la glosolalia o "hablar en lenguas", y en la profecía, que ellos ven como señal de la presencia del Espíritu Santo en su medio. Aquí está la cuestión fundamental que este movimiento nos plantea a los evangélicos.

En teoría todos aceptamos la verdad de la iniciativa del Espíritu Santo en la misión, enseñada con claridad por Jesús (Juan caps. 14,16) y destacada por Lucas en su relato misionero de Lucas Hechos. La pregunta es si esta capacidad de los Pentecostales de responder al hambre espiritual de las masas pobres, se debe precisamente a que el Espíritu Santo los ha hecho surgir en nuestro siglo y con ello nos está enseñando una lección importante a todos los demás cristianos. Lo que causa más controversia es saber si además de adaptar las características de un estilo misionero contextual, otras iglesias necesitan buscar una experiencia extraordinaria de poder del Espíritu Santo, que incluya manifestaciones como las lenguas y la sanidad, a fin de poder responder mejor a los desafíos misioneros de hoy.

El criterio histórico nos ayuda a poner las cosas en perspectiva. Un estudio valioso que viene al caso es del gran erudito católico Ronald Knox, cuyo título hace referencia al "entusiasmo" que asociamos con el movimiento pentecostal. Knox ofrece un panorama de lo que podríamos llamar una "tendencia pentecostal" que siempre ha estado presente en la vida de la Iglesia, desde el siglo primero, y que empezó en Corinto. Es una tendencia que incluye a movimientos que los evangélicos describimos como "avivamientos", que parecen reaparecer en tiempos de crisis, y que muchas veces son la cuna de grandes avances misioneros. Dios ha utilizado medios muchas veces humildes y despreciados como esos, para producir lo que nosotros llamamos avivamiento o renovación de la Iglesia. Un reciente trabajo de Deiros y Mraida ofrece un resumen parcial de esta tendencia.

No hay que olvidar que el movimiento misionero protestante surgió entre los pietistas moravos de Europa central, grupos con algunas de las características de devoción y entusiasmo de los pentecostales. Para algunas personas hoy en día la palabra pietista es una palabra despreciable, equivalente a fanático, individualista o exageradamente piadoso. Sin embargo, la obra misionera debe mucho al avivamiento pietista que fue un redescubrimiento de la vida espiritual en toda su intensidad, en el seno de un protestantismo que dos siglos después de la Reforma ya estaba frío y fatigado. A su vez los pietistas moravos tuvieron influencia sobre la experiencia y la teología de Juan Wesley, cuya revolución espiritual conmovió el mundo de habla inglesa y se proyectó también hacia todo el mundo mediante las misiones.

El movimiento pentecostal sólo puede ser comprendido en su plenitud si se lo toma como lo que es fundamentalmente: un movimiento religioso, un movimiento de renovación o despertar espiritual. Es muy importante insistir en esto que parecería una perogrullada porque hay muchos estudios y escritos de autores marxistas, católicos o evangélicos que ven al movimiento pentecostal sobre todo como un movimiento de protesta social o de manipulación social. Casi en todo el mundo el crecimiento numérico de estas iglesias populares las convirtió en la forma predominante de protestantismo que, al alcanzar proporciones masivas, llamó la atención de sociólogos y politólogos.

Estudiosos como Williems y Lalive, sociólogos de profesión, provenientes ellos mismos del protestantismo, realizaron un trabajo esclarecedor. Después vino una ola de trabajos muchas veces hostiles que cargan la nota sobre los factores externos al movimiento. Son intentos de explicar el dinamismo transformador y misionero de las iglesias populares como simple reflejo de las condiciones sociales y económicas en que ellas surgen y se extienden.

A esto, desde el punto de vista misio lógico lo podemos llamar sociologismo, porque no se plantea la posibilidad de que estas iglesias tengan una dinámica espiritual propia y un mensaje espiritual que explique su poder expansivo y transformador. Nos parece más adecuado abrir nuestras mentes y nuestros ojos a la posibilidad de que el mismo Espíritu Santo que hizo surgir la visión misionera entre los pobres refugiados centroeuropeos que formaban el pueblo pietista y moravo, sea el Espíritu que hoy anima a las iglesias populares que crecen en respuesta a las profundas necesidades de las masas latinoamericanas. Creo que en este punto la reflexión teológica puede ayudarnos.

En la segunda mitad de nuestro siglo ha ido creciendo la convicción de que es el Espíritu Santo quien tiene la iniciativa en la realización de la misión cristiana, no sólo porque impulsa el dinamismo misionero en la Iglesia misma, sino porque está en acción en el mundo creando condiciones y preparando corazones. Aquí me parece pertinente citar a Emil Brunner uno de los grandes teólogos protestantes de nuestro siglo, cuyo libro El malentendido de la Iglesia resume su valioso aporte a la eclesiología.

Esta obra se publicó en 1951, pero recién fue traducida al castellano en 1993. Brunner nos recuerda que para comprender lo que es la Iglesia no podemos prescindir de un concepto de continuidad desde sus orígenes en Cristo mismo hasta el presente, y ello nos lleva a examinar el papel de la tradición. Aquí Brunner plantea una cuestión fundamental que él cree respaldada por el Nuevo Testamento, "que no es simplemente cuestión de la continuidad de la palabra la permanencia de la doctrina original sino también de la continuidad de una vida: es decir la vida que fluye del Espíritu Santo".

Brunner sostiene que el Espíritu Santo es quien proveía el dinamismo a la iglesia primitiva, y nos desafía a reconocer nuestra carencia actual de ese dinamismo: "Debemos enfrentar el testimonio del Nuevo Testamento con suficiente sinceridad para conceder que en esta "neuma" que poseía conscientemente la Eclessía, hay fuerzas de tipo extra racional que faltan mayormente entre muchos cristianos hoy día". Al exponer la forma en que se extendió originalmente la comunidad de Jesús, Brunner destaca por igual la instrumentalidad de la Palabra de Dios al mismo tiempo que el poder sobrenatural del Espíritu. La conversión requiere una palabra específica pero también un poder que va mucho más allá de la palabra del predicador.

Aquí las poderosas energías del Espíritu son más importantes que palabra alguna, aun cuando estas energías en tanto que son del Espíritu Santo deben su origen a la Palabra de Dios. Los evangelistas y misioneros hoy en día generalmente reconocen este hecho mejor que los teólogos que no sólo subestiman el poder dinámico del Espíritu Santo, sino que frecuentemente lo desconocen totalmente.

En las décadas que siguieron a la publicación de esta obra de Brunner la misiología protestante se renovó notablemente, precisamente con el aporte de misioneros y evangelistas que partiendo de una autocrítica de su propia tarea misionera, exploraron con sentido de urgencia y apertura el material del Nuevo Testamento y redescubrieron el tema del Espíritu Santo y su papel en la misión. Sólo a manera de ejemplos, me limito a mencionar algunos cuya contribución ha sido reconocida por los estudiosos de todo el mundo.

Roland Allen, un ex misionero en la China cuyas obras fueron escritas en la década de los años veinte, pero sólo llegaron a difundirse en la década de los años sesenta. Dos de sus trabajos más conocidos son "La expansión espontánea de la Iglesia" y "Missionary Methods St. Paul's or Ours? y en ellos compara las metodologías de las misiones Anglicanas de su época, con las del Nuevo Testamento. El marcado contraste entre la espontaneidad primitiva y la lentitud burocrática y tradicionalista de algunas misiones modernas lo refiere Allen tanto a cuestiones de estructuras inadecuadas como a la falta de fe en el poder movilizador del Espíritu Santo. Las ideas de Allen fueron influyentes sobre el pensamiento del misiólogo latinoamericano Kenneth Strachan, quien articuló la visión del movimiento "Evangelismo a Fondo" en los años sesenta. Todavía no se ha hecho un estudio adecuado de este importante movimiento.

Harry Boer fue misionero Reformado en Nigeria y su obra clásica es Pentecost and Mission. La tesis de este trabajo es que en el estudio de las misiones se ha prestado mucha atención a la Gran Comisión, pero no suficiente a Pentecostés, y que el punto de partida de la misión en el Nuevo Testamento es el hecho de Pentecostés. Propone una revisión no sólo de la teología de la misión, sino de la teología en general a la luz de este hecho.

Su investigación cuidadosa del material bíblico respondía a la convicción de que "Se ha escrito mucho acerca de la obra del Espíritu Santo en la salvación de los seres humanos, pero muy poco acerca de su significado crucial para el testimonio misionero de la Iglesia. El asunto no se ha ignorado del todo pero, aunque merecería ser central para la reflexión misionera, se lo ha relegado a la periferia".

En tercer lugar menciono a Lesslie Newbigin, quien fue misionero en India y luego elegido por los mismos hindúes como primer obispo de la Iglesia del Sur de la India. Al regresar a Inglaterra luego de treinta años, se confrontó con el hecho del secularismo en una parroquia obrera de ese país. Newbigin es conocido ahora por su excelente análisis misio lógico de la modernidad y el pluralismo.

Una de sus primeras obras fundamentales es La familia de Dios, el primer trabajo eclesiológico de envergadura que tomó en serio las lecciones aprendidas en el campo misionero para formular una nueva comprensión de la naturaleza de la Iglesia. Quería ser una eclesiología que sirviera de orientación tanto para las iglesias que sobreviven en un mundo post cristiano, como al movimiento ecuménico que buscaba la unidad de las iglesias para la misión.

En esta obra Newbigin es el primero que tomó en serio la realidad pentecostal y su aporte nuevo y distintivo para la eclesiología y la misiología. Junto al catolicismo con su énfasis principal en la estructura, y al protestantismo con su énfasis en el mensaje dado, había surgido una tercera corriente de tradición cristiana que tiene mucho en común con las otras, pero también tiene su énfasis propio: "…el elemento central suyo es la convicción de que la vida cristiana es la experiencia del poder y la presencia del Espíritu Santo".

En mis años de trabajo misionero he venido a tener gran respeto por el movimiento pentecostal. Los demás evangélicos tenemos que reconocer que los pentecostales constituyen la mayor parte del movimiento evangélico en América Latina. Sin ser yo mismo pentecostal, ni sentir la necesidad de buscar una experiencia extraordinaria, reconozco con gratitud que Dios está usando poderosamente este movimiento para responder a la situación misionera en el mundo de hoy.

La existencia misma de los pentecostales ha obligado a los estudiosos a tomar de nuevo en serio ciertas dimensiones del texto bíblico, especialmente los escritos de Lucas y Pablo. Creo que están equivocados los que tratan de explicar toda la realidad pentecostal mediante factores puramente sociológicos o psicológicos. Están cayendo en la tentación de utilizar la cosmovisión de nuestra época para explicar a otros, pero considerándose a sí mismos como fruto de la acción del Señor. Quienes venimos de otras tradiciones denominacionales necesitamos humildad y amplitud de criterio para discernir lo que está diciendo hoy el Espíritu a sus iglesias.

Recientemente me ha sorprendido el resultado de un estudio que llevé a cabo en los libros de Lucas y Hechos. Traté de encontrar todo lo que se decía de aquellas personas a quienes se describe como "llenos del Espíritu". Por ejemplo, el anciano Simeón, que todo lo que hace es esperar al Mesías y reconocerlo.

Cuando aparece el Mesías, se llena del Espíritu. Se dice también esto de Isabel, la madre de Juan el Bautista, que cuando la virgen María llega a visitarla, es llena del Espíritu. Se dice también de Juan y de Pedro en el libro de Hechos. Se dice de los diáconos y en especial de Esteban. Es sorprendente la variedad de acciones para las cuales capacita esta plenitud del Espíritu. Desde la sencilla actitud de esperar contra toda la esperanza como Simeón, hasta la de colaborar en la obra social de la Iglesia como los diáconos de Jerusalén, pasando por el ministerio de predicación, santidad y confrontación del mal en la obra de Jesús.

El peso del testimonio bíblico indica que cuando los cristianos y las iglesias se lanzan a la misión es porque se están dejando impulsar por el amor del Padre, el ejemplo del Hijo y el impulso del Espíritu Santo. Son iglesias y cristianos abiertos a la dirección y el desafío de su Señor.

EL ANUNCIO DEL FIN.

Aquí el ángel nos dice un mensaje sorprendente. Pero va precedido de un juramento.

El juramento estaba permitido por la ley judía y tenía gran fuerza obligatoria.

La posición solemne del ángel al prestar el juramento es levantando al cielo su mano derecha, y asentando sus pies sobre la tierra y el mar. Todo esto significa que al jurar lo hace tocando las tres partes del universo, porque va a jurar por aquél que creó el cielo, la tierra y el mar.

¿Qué es lo que jura? Afirma "que el tiempo no sería más" o dicho de otra manera, "que no habrá más tiempo". La palabra tiempo significa dilación, espera.

Todo esto quiere decir que no habrá más dilación para que el juicio de Dios se desate sobre la tierra al sonido de la séptima trompeta que se apresta a tocar.

Como hemos visto la apertura de los siete sellos y los toques consecutivos de las trompetas habían retrasado la consumación final. Seguramente a causa del gran amor de Dios que no quiere que nadie se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento.

Quiere decir entonces que el Anticristo está por aparecer en escena con todo su terror y ambición destructiva.

Aquí se refiere al momento cuando ha de manifestarse el hombre de pecado (2 Tes. 2:3).

Todo comenzará a suceder al toque de LA SEPTIMA TROMPETA, y entonces habrá concluido el misterio de Dios. Esta expresión significa el propósito de Dios para la historia. Mientras la iglesia espera estos acontecimientos apocalípticos. Hay muchas cosas que son difíciles de entender y explicar.

Hay veces que la espera nos deprime y nos mueve de la fe que creíamos firme. Así les sucedió a los cristianos de la edad apostólica, como vemos en la epístola que Pedro les escribe:

2. para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles;

3. sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias,

4. y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. (2 Pedro 3:2-4)

La falta de paciencia los había tornado desconfiados y pesimistas acerca del cumplimiento de las promesas de nuestro Señor. Dios conoce nuestra debilidad. Por ello es que el ángel jura solemnemente en nombre de Dios que la consumación del misterio de Dios se concretará irremisiblemente.

Es más, parece que se trata de una realización inmediata. Esto nos ayuda. Porque aunque no entendemos el tiempo de Dios, que escapa al nuestro. Tal como lo da a entender perfectamente el contexto de la cita de Pedro, más precisamente en el verso 8. Ni sus pensamientos, que son más altos que los nuestros. Sin embargo podemos captar la médula del mensaje.

Hay algo que Juan puede vislumbrar. En primer lugar, LA NOTA DE URGENCIA, y en segundo lugar, HABRA UNA BATALLA FINAL. Y en esta confrontación entre Dios y el anticristo, el bien y el mal se enfrentarán.

Luego de la batalla final, todas las preguntas tendrán respuestas y todo misterio será develado. Al decir de San Pablo:

12." Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido." (1Cor. 13:12)

Y esto no significa otra cosa, que la impactante maravilla de que nosotros podremos ver desde la posición que Dios nos mira a nosotros ahora, nos será concedido – por esto digo: maravillosamente – ver a través de sus ojos y entender la majestuosidad de sus planes. Porque allí la mente de Cristo habrá alcanzado su verdadera plenitud en nosotros. Ya no estaremos limitados al tiempo y al espacio. Ni por este cuerpo mortal.

Veremos toda la historia, y aún nuestras propias vidas, y todo tendrá sentido. Todo adquirirá un propósito eterno. Ahora desde la misma perspectiva de Dios. Todo adquirirá un propósito eterno y perfecto. No habrá limitación en el alcance de la visión más grande, como tampoco del detalle más pequeño en cuanto a conocimiento se refiere. ¿No es maravilloso pensar que "sentados en lugares celestiales" podremos ver la realidad temporal, de principio a fin? ¿Qué límite puede haber en el espíritu? Como expresa el antiguo himno:

"Maravillosa gracia, de Cristo rico don Que para describirla palabras vanas son…"

¡Exaltemos y alabemos a nuestro Dios por tan grande herencia en los cielos que ha preparado para nosotros!

1. No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

2. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

3. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

4. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. (San Juan 14: 1-4)

lunes, 16 de agosto de 2010

INTERCESIÓN

El impacto de una vida de oración

Sin duda. Estamos a la puerta de uno de los derramamientos más poderosos del Espíritu Santo. Argentina no será la misma. Ni américa, ni el resto del mundo. El Espíritu Santo avanza como un poderoso viento recio. Y creo que arrasa con cualquier obstáculo que el enemigo le presente. Comenzando desde el sur de argentina el Espíritu va levantando a la iglesia. Los prodigios y señales están a la orden del día. Los días profetizados por el profeta Joel son una realidad (Joel 2:28-32). Y eso significa que estamos viviendo tiempos especiales, donde la iglesia como nunca levanta su voz intercesora clamando por los perdidos. Por ello LOS GRANDES PROTAGONISTAS DE ESTE TIEMPO SERAN LOS INTERCESORES.

Desde todos los puntos del globo terráqueo, el Espíritu Santo está levantando ejércitos de intercesores. Hombres y mujeres combativos. Guerreros de oración. Como nunca antes LA VISION ES AMPLIA Y SU ALCANCE SIN LIMITES.

El ruego intercesor apunta más allá de nuestras cuatro paredes. Va más allá de las fronteras de nuestro propio país. El ruego es desafiante, es audaz y es valiente. Es un clamor MISIONERO por las almas perdidas. La indiferencia se ha marchado. Hay lágrimas y quebrantamiento, hay "dolores de parto", (Gál. 4:19).

La visión es ganar las naciones para Cristo. ¿Locura? De ninguna manera. Esta de acuerdo con la promesa del (Salmo 2:8) "Pídeme (dice Dios…) y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra." Cuando hay un corazón dispuesto, entonces no hay límites para la visión. Comenzamos en nuestra propia casa y desde allí nos extendemos a las naciones. Como nos mandó Nuestro Señor Jesucristo, "hasta lo último de la tierra." (Hch. 1:8).

Acercándonos más hacia nuestra materia, veamos cómo nos relata Cindy Jacob su experiencia al descubrir que Dios le estaba levantando como una intercesora:

"Un principio que descubrí durante este tiempo es que el aprendizaje de la intercesión SE PRODUCE MAS POR LA VIVENCIA QUE POR LA ENSEÑANZA. Esto significa que crecí no tanto por la enseñanza sistemática, sino por haber experimentado el poder del Espíritu Santo en acción y por EL ANHELO de formar parte de esta intercesión. Para los intercesores es difícil analizar lo que hacen, tal vez porque están COMPROMETIDOS A DEJARSE ELLOS MISMOS A UN LADO y poner la mirada en la voluntad del Señor para sus vidas de oración. Eso fue lo que observé y aprendí."

Más adelante ella sigue compartiendo su experiencia y agrega que fueron de especial ayuda los libros escritos por hombres de oración tales como E. M. Bound y Andrew Murray. Habiendo leído yo también estas obras les aconsejo que los consigan. También relata que Dios le habló "en forma significativa a través del libro de Norman Grubb titulado: "Rees Howells, Intercessor" (Rees Howells, Intercesor). Me sentí tan conmovida - dice ella – por la vida de este gales de principios de 1900, que leía un capítulo y lloraba, y debía esperar alrededor de una semana antes de poder leer más, porque cada uno despertaba en mi un intenso deseo DE PROFUNDIZAR EN ESTE MINISTERIO. Como resultado de una poderosa reunión con Dios fue preparado, escogido y equipado por el Espíritu Santo, durante el gran movimiento de Dios en Gales. Dios comenzó a despertar gente como Rees Howells, durante este gran despertar, para que fueran intercesores y maestros, para que tomaran la carga de los bebés espirituales recién nacidos, oraran por ellos y los guiaran. En poco tiempo estos jóvenes intercesores comenzaron a descubrir el poder del enemigo de las almas. Como dijo Rees Howells más adelante: "La intercesión del Espíritu Santo por los santos de este mundo malvado actual debe realizarse a través de creyentes llenos del Espíritu santo."

LA ALEGRIA DE UNA VIDA SENCILLA

En una socie d ad ha m bri e nt a d e p os ee r co sa s, h oy y si e m p re – n o es fá c i l p ara e l crist i ano “est a r cont e...